La revista estadounidense National Catholic Reporter (NCR) publicó este martes en su sitio digital un extenso reportaje en el cual resume las relaciones Iglesia-Estado en Cuba durante seis décadas de castrismo, en el marco de la salida formal del gobierno de Raúl Castro este jueves.
"Sin embargo, los cambios reales se hacen tranquilamente por la segunda entidad después del gobierno de Cuba: la Iglesia Católica", subraya NCR, bajo el título de Exiliados cubanos en Estados Unidos, contribuyen a reconstruir la Iglesia Católica en Cuba.
Con entrevistas realizadas en Miami y La Habana, los periodistas Gail DeGorge y Soli Salgado centran su reportaje en la progresiva recuperación de una Iglesia, acorralada durante años por el comunismo castrista, a la que discretamente contribuyen exiliados cubanos; y al rol que la Iglesia puede jugar en el futuro de la Isla.
El artículo señala que “las conexiones forjadas con los cubanoamericanos están enfocadas en fortalecer las parroquias, apuntalar los servicios sociales y extender la presencia de la iglesia cubana en el entrenamiento empresarial y de negocios para ayudar a reconstruir la sociedad civil”.
En ese sentido, destaca el caso del empresario Carlos Saladrigas, un exiliado partidario en un tiempo de la llamada “línea dura”, que decidió cambiar su posición respecto a las relaciones con Cuba.
Desde hace cinco años, dice NCR, Saladrigas ayudó a comenzar y financiar un programa de entrenamiento empresarial, administrado por la Iglesia en tres Diócesis cubanas.
"El rol más importante de la comunidad cubanoamericana es apoyar a la sociedad civil cubana. Nosotros somos el coro detrás de quienes están en el escenario. Necesitamos facilitar ese proceso, que corresponde decidir a los cubanos en la isla”, dijo Saladrigas quien apuntó que, “cuando usted no vive con las consecuencias de lo que estás proponiendo, se crea un alto nivel de cuestionamiento ético.
Para Laura María Fernández, un factor clave de la revitalización de la iglesia cubana es la reconciliación, no solo entre cubanoamericanos y cubanos, sino entre los propios cubanos que viven en la isla.
"Para mí, el mayor testimonio de fe de la iglesia que vive en Cuba no han sido los sufrimientos de las décadas de los años 60 a los años 80," dijo Fernández en un correo electrónico a NCR. "El testimonio más grande ha sido abrir las puertas a quienes rechazaron la iglesia o lucharon contra nosotros, y hacerlo sin ningún reproche e integrarlos en nuestras comunidades. Creo que eso es precisamente lo que la diáspora cubana no entiende muy bien en los Estados Unidos", agregó.
Fernández es la secretaria de la Iglesia cubana que coordina el trabajo de Encuentro Eclesial, un grupo de obispos, sacerdotes, religiosas y seglares de la isla y el exilio, que en los últimos 20 años ha estado construyendo puntos de encuentro entre los católicos de ambas orillas.
Durante décadas la vigilancia entre vecinos, estudiantes, maestros y otros ha sido algo común en Cuba, para denunciar cualquier actividad que se considere contraria a los ideales del Partido Comunista y el gobierno, señala el Arzobispo de Miami, Thomas Wenski, quien ha viajado a Cuba decenas de veces en los últimos años.
"Cada cubano ha sido traicionado por alguien más", dijo Wenski. "Si vas a tener lo que me gusta llamar un "aterrizaje suave", en lugar de un aterrizaje fuerte, cuando esto cambie, y creo que los cambios van a suceder inevitablemente, lo que la iglesia está esperando y tratando de promover es un aterrizaje suave sin mucha violencia y desorden; y para que eso suceda, va a tener que haber mucha reconciliación", añadió.
Un ejemplo de la creciente cooperación entre la Iglesia en Cuba y Estados Unidos, y en particular la comunidad exiliada es Caritas Cuba, una organización que opera en Cuba centro de cuidados infantiles, programas de alimentación para ancianos y asistencia humanitaria en casos de desastres naturales.
Caritas Cuba está auspiciada por Amigos de Caritas Cuba, un programa de recaudación de fondos, basado en Boston y dirigido por exiliados cubanos. Su presidenta, Consuelo Isaacson, dice que además de ayudar económicamente a los cubanos, el programa contribuye a estrechar lazos entre los exiliados y los cubanos en la isla.
“He llevado conmigo a Cuba a personas interesadas en ayudar y la relación que se ha generado es fuerte y real, porque somos el mismo pueblo”, dijo Isaacson. “Cuando hemos viajado con la gente de Caritas para ver como van los programas y nos sentamos a conversar, es como si hubiéramos siempre los mejores amigos. Ha existido esa reconciliación en el ambiente en ambas partes”, afirmó.
Uno de los más recientes esfuerzos de la iglesia en Cuba son los programas de educación alternativa y formación empresarial, que operan con apoyo de cubanos residentes en Estados Unidos y otros lugares. Ambos son programas sensitivos y se llevan a cabo con un bajo nivel para evitar que el gobierno los prohíba.
El Centro Cultural Félix Varela que funciona en un antiguo seminario jesuita, está ofreciendo programas de licenciaturas en Negocios y Humanidades. En los últimos cinco años, unos 2,500 se han graduado en esos programas, certificados por la Universidad de Florencia, una institución pública de Italia, bajo un acuerdo internacional de educación.
El Centro Cultural proyecta también películas y ofrece lecciones de música, dentro del marco de su enseñanza de humanidades.
También se ofrece un curso de 80 horas de al mes sobre desarrollo empresarial, que Saladrigas ayudó a comenzar.
El Proyecto Cuba Emprende, que funciona en las Diócesis de La Habana, Cienfuegos y Camagüey, ha graduado ya a más de 5,000 personas. El 70 por ciento de ellas, han iniciado sus pequeños negocios dentro del espacio permitido hasta ahora por el gobierno, dijo Saladrigas a NCR.
"Ha habido una revitalización de la iglesia", dijo Wenski, "La iglesia ha hecho progresos, son pequeños pasos. No es lo que era y no es lo que debería ser", afirmó el arzobispo.
(Escrito por Pablo Alfonso, con información de National Catholic Report)