Decenas de miles de manifestantes salieron el viernes a las calles de Minsk, la capital de Bielorrusia, en una muestra de furia por los ataques brutales de la policía a las protestas pacíficas tras unas elecciones cuestionadas. Las autoridades intentaron mitigar el descontento popular liberando a unos 2.000 manifestantes presos.
Los obreros de fábricas marcharon por la ciudad al grito de “¡vete!” dirigido al autoritario presidente Alexander Lukashenko, tras 26 años de régimen férreo que se extendió el domingo con una elección que los manifestantes denunciaron como amañada.
La líder de la oposición unificada bielorrusa, Svetlana Tijanóvskaya, rompió hoy varios días de silencio tras su exilio en Lituania para demandar la retirada de la policía de las calles, la liberación de los detenidos y pedirles a los bielorrusos que continúen las protestas pacíficas. "Los partidarios del cambio somos mayoría", proclamó.
20 mil personas ocuparon la Plaza Independencia
Una decena de soldados que vigilaban la sede del gobierno bajaron sus escudos en un gesto que los manifestantes consideraron de solidaridad. Algunas mujeres corrieron a abrazar y besar a los guardias.
La policía no impidió las marchas en la ciudad, aparentemente en un intento del gobierno de pacificar a la oposición al desistir de la represión violenta.
La liberación de unos 2.000 de los 7.000 arrestados apareció como otro intento de desactivar la indignación popular. El ministerio del Interior dijo que liberaría más gente.
Los estudiantes de la Universidad Estatal de Bielorrusia ocuparon la entrada del centro universitario, pidiendo la renuncia del goberntante.
Represión y pide perdón el ministro del Interior
Muchos de los liberados dijeron haber sufrido golpizas y otros abusos y mostraron los moretones en sus cuerpos. Algunos lloraron al abrazar a sus familiares.
En torno a la medianoche, se vio a decenas de detenidos saliendo a pie de una de las cárceles de Minsk. De madrugada, voluntarios avistaron también a al menos 119 detenidos liberados en la ciudad de Zhodino, justo al noreste de la capital. Había ambulancias para trasladar a quienes aparentemente no podían caminar. Muchos de los liberados hablaron de brutales golpizas y de otros abusos cometidos por la policía y algunos enseñaron sus hematomas. Algunos lloraron al abrazar a sus familiares.
Las liberaciones se produjeron otras después de que el principal responsable de seguridad del país se disculpó en la televisora estatal por el uso indiscriminado de la fuerza por parte de la policía.
“Asumo la responsabilidad por lo que dicen que fue violencia contra esas personas, que resultaron estar cerca y no retrocedieron lo suficientemente rápido”, declaró el ministro del Interior, Yuri Karayev, el jueves en la noche.
La liberación se produjo en el mismo día en que está previsto que los ministros de Exteriores de la Unión Europea se reúnan para discutir posibles sanciones a Bielorrusia.
En cinco días de protestas multitudinarias, los manifestantes llenaron las calles para disputar los resultados del voto y exigir el final del mandato de 26 años del autoritario Lukashenko. Cerca de 7.000 personas fueron arrestadas y cientos resultaron heridas.
Los resultados oficiales dan como ganador a Lukashenko con el 80% de los votos y otorgan a Tsikhanouskaya apenas un 10%. La policía disuadió las protestas empleando granadas aturdidoras, gases lacrimógenos, balas de goma y palizas.
El discurso de Lukashenko
Lukashenko calificó a los manifestantes en la plaza de títeres manipulados desde el exterior. En una reunión con funcionarios policiales, dijo que la represión era una respuesta justa a la violencia ejercida contra la policía por algunos manifestantes.
Sin embargo, dijo a los agentes que no emplearan fuerza excesiva. “Si una persona cae y permanece quieta, no la golpeen”, dijo. El presidente advirtió que no debe haber manifestaciones porque el país es blanco de una agresión “extranjera”.
“No salgan a las calles. Comprendan que los están utilizando a ustedes y sus hijos como carne de cañón”, dijo Lukashenko.Como ya hizo el día 10, Lukashenko volvió a acusar hoy a Polonia, Holanda, Ucrania y Rusia de ser el origen de muchos organizadores de las protestas, que en el caso de Moscú estarían patrocinadas por el líder opositor Alexéi Navalni y el exiliado oligarca ruso Mijaíl Jodorkovski.
“¿Quieren ustedes que me quede quieto mientras vuelven Minsk patas arriba?”, preguntó. “Después no podremos estabilizar la situación. Debemos tomarnos un respiro y tranquilizarnos. Permítannos restaurar el orden y ocuparnos de los que han venido aquí”.
Al mismo tiempo, se preguntó: “¿Cómo debe actuar un uniformado?”. Y denunció que más de un centenar de efectivos policiales resultaron heridos, uno de los cuales quedó inválido de por vida.Lukashenko subrayó que “sí, los moratones están mal”, en alusión a los golpes y las palizas que recibieron muchos de los manifestantes en la calle, los furgones policiales y los centros de reclusión.
(Con material de agencias de prensa EFE y AP, y del servicio ruso y bielorruso de RFE/RL)