El Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana (OCAC) publicó su primer informe acerca de la seguridad pública en Cuba en el que analiza el aumento progresivo de los crímenes violentos y la incapacidad del régimen para resolverlos.
Para su investigación, el equipo del OCAC comparó datos del primer semestre de 2023 y examinó la creciente inseguridad pública que se muestra a través de un incremento considerable de crímenes y delitos:
“Hubo una duplicación de los delitos: de 98 en el primer trimestre han pasado a 189 en el segundo trimestre, lo cual representa un 92% de crecimiento de toda la gama de delitos de crímenes, asaltos o agresiones, etc. De ellos, los robos, por ejemplo, crecieron en un 83%: en el segundo trimestre hubo 77, en el primero había 42. Los asesinatos crecieron en un 43%. Si en el primer trimestre hubo 33, en el segundo hubo 49”, explicó a Martí Noticias Juan Antonio Blanco, coordinador de la entidad asociada al laboratorio de ideas Cuba Siglo 21.
Aunque estas cifras pueden parecer bajas en relación con las de otras naciones de América Latina, si son un síntoma apremiante para encarar “las causas subyacentes, como la falta de inversión en necesidades básicas, no solo en alimentación y salud, sino también en recursos para la policía criminalística”, advierte el informe.
“El asunto es que aquí estamos comparando una sociedad que hace unos años atrás era, relativamente, tranquila desde el punto de vista de delincuencia y violencia social”, precisó Blanco.
De acuerdo al Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana, las provincias más afectadas en el segundo trimestre son La Habana, Villa Clara y Guantánamo, y un acrecentamiento de crímenes se produjo en junio.
Esto último “pudiera indicar que se avecina una escalada de hechos delictivos en los próximos meses”, pronostica el informe en referencia a los irritantes meses de la temporada de verano en Cuba, en la que los ciudadanos padecen los embates del tórrido calor, acentuado por la falta de fluido eléctrico.
“El Estado cubano ha dado la espalda a las necesidades fundamentales de sus ciudadanos, ha lanzado a más del 70% a la precariedad y a la miseria. Hay un ambiente de crispación exacerbado donde la violencia puede estallar en cada cola de una forma totalmente inusual, [comparado con] lo que podría haber sucedido en etapas de normalidad”, señaló Blanco y agregó:
“La policía está concentrada en perseguir delitos políticos y no le interesa darle prioridad a aquellos delitos no políticos que afectan directamente a ciudadanos. Te paras en una esquina y gritas cuatro consignas contra el gobierno y aparecen cinco patrullas, en esa misma esquina pides auxilio por la noche para que alguien venga a ayudarte y no aparece un solo policía. Esa es la realidad de la inseguridad ciudadana hoy en día en Cuba”.
Al respecto coincidió el periodista independiente y analista Julio Aleaga Pesant: “el desenfoque de la fuerza policial que está más preocupada por la persecución política que por mantener el orden y por servir a la población con malos salarios y peores condiciones”.
Situaciones violentas con armas, robos en viviendas, heridos y asesinatos, han sido denunciados en las redes sociales del mismo modo que la ineficacia de las autoridades para poner coto a los delincuentes.
Si bien el informe no aborda con profundidad la corrupción, si llama la atención sobre la pertinencia de “auditar y reformar instituciones claves como el Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA), cuyos recursos deberían ser redirigidos hacia el desarrollo y el bienestar social en lugar de beneficiar a una oligarquía”.
“Uno de los problemas que más abate a Cuba actualmente es el de la corrupción, una corrupción que está al nivel de [el gobernante] Haile Selassie en Etiopía o de la corona española en los últimos años que narra [el novelista Ramón] Mesa en su libro ‘Mi tío el empleado’, indicó Aleaga Pesant, desde La Habana.
“Otro aspecto a tener en cuenta es la debacle de los valores ciudadanos. La élite política es depredadora del Estado y como ya no tienen más que robar ahora roba ya directamente a los ciudadanos”, subrayó.
El informe califica como indicadores de la descomposición social y la inseguridad de la sociedad cubana “la normalización de la violencia física en la comisión de delitos”, “la participación de menores como víctimas y victimarios” y “la existencia de bandas delictivas”.
Asimismo, recuerda que la seguridad pública es uno de los elementos de la seguridad ciudadana que envuelve medidores como la seguridad alimentaria, la sanitaria y energética, entre otros.
“Sin lugar a duda en Cuba hay un aumento desenfrenado en este momento de la delincuencia, lo primero, es que Cuba pasa de ser un estado totalitario, que era en la época de Fidel y de Raúl Castro, control absoluto sobre todo; a un estado autoritario, o sea, no lo controla todo, pero sí da órdenes para cumplir. Sin embargo, esto no lo exime de ser un estado fallido pues no puede garantizar servicios públicos básicos como salud, educación, energía eléctrica, agua recogida de desechos”, puntualizó el comunicador.
El 14 de junio de 2023, el diario oficial Granma acusó en un editorial a la prensa independiente de exacerbar y manipular los sucesos violentos que han ocurrido y al Gobierno de Estados Unidos de financiar la "magnificación” de incidentes delictivos para presentar al mundo una imagen destructiva de la sociedad cubana.
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