El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se mostró desafiante tras testificar durante cinco horas el miércoles, diciéndoles a miles de partidarios suyos que el caso de corrupción en su contra tiene mucho suspenso pero poco fundamento.
Minutos después de salir de dar su testimonio cara a cara ante el juez federal que supervisa una pesquisa masiva de sobornos que ha puesto de cabeza al país más grande de Latinoamérica, Lula criticó todo el proceso y ridiculizó las acusaciones de la fiscalía de que una compañía constructora le compró un apartamento a modo de soborno.
“Después de ser masacrado durante dos años, esperaba ver un documento que demostrara que yo compré el apartamento”, afirmó Lula. “Pero no había nada, nada en lo absoluto”.
No se permitió el acceso de la prensa a la audiencia ni se transmitió en vivo, dos de las muchas medidas que adoptaron el juez Sergio Moro y las autoridades en la ciudad suroriental de Curitiba ante los temores de que se desataran actos de violencia. Las autoridades comenzaron a difundir porciones del video una hora después de que finalizó la sesión.
Miles de seguidores - tanto de Lula como de Moro - fueron obligados a mantenerse separados por unos cuantos kilómetros, y cientos de policías antimotines se mantuvieron apostados en varias cuadras alrededor del tribunal federal.
“El político más popular de Brasil en los últimos 30 años está presentándose ante un juez como cualquier ciudadano común”, dijo Mauricio Santoro, politólogo de la Universidad Estatal de Río de Janeiro. “Eso es muy raro en la política brasileña”.
Lula, quien fue presidente de 2003 a 2010, testificó sobre las acusaciones de que recibió un apartamento frente al mar como soborno por parte de la constructora OAS. Los fiscales también acusan que OAS realizó reparaciones en el apartamento y pagó para almacenar las pertenencias del exmandatario. Lula rechaza los cargos, junto con aquellos relacionados a varios otros casos de corrupción en su contra.
Durante su testimonio, Lula reprendió a los fiscales, lanzó ataques a sus enemigos y se dijo inocente en repetidas ocasiones.
“Quiero decirles a mis acusadores que tomen en consideración que ustedes son muy jóvenes y tienen un largo camino por delante”, dijo durante su testimonio, en crítica directa al juvenil equipo de investigadores que encabeza la pesquisa. “La fiscalía no está hecha para eso. Las acusaciones deben ser serias y bien fundamentadas, no especulaciones”.
Moro, quien para muchos brasileños se ha convertido en un héroe nacional al supervisar la investigación “Autolavado”, mantuvo un tono respetuoso, pero también le respondió a Lula.
“No tengo ningún problema personal con el expresidente”, dijo Moro en su habitual tono calmado. “Lo que a final de cuentas será decisivo es la evidencia recabada y la ley”.
Lula dio su testimonio después de varios intentos de sus abogados para posponer la audiencia. La última apelación, ante el Tribunal Supremo de Justicia -una de las cortes más altas del país-, fue rechazada alrededor de una hora antes de que comenzara a dar su testimonio.
"Lejos de probar un delito, quedó demostrado que el apartamento no pertenece, nunca perteneció y nunca fue usado por el presidente Lula ni sus familiares", declaró después de terminar la audiencia el abogado defensor José Roberto Batochio.
Batochio aseguró que el ex mandatario fue cuestionado sobre temas que nada tenían que ver con la investigación y que algunas "no son preguntas de un proceso judicial".
"Fue una acción buscando hacer una escena política", afirmó el abogado, que insistió en que "quedó claro que el expresidente Lula es inocente".
Lula ¿para presidente?
Al término de su declaración ante el juez Moro, Lula encabezó anoche un breve mitin ante miles de seguidores reunidos en una céntrica plaza de Curitiba donde adelantó su intención de competir de nuevo por la Presidencia de Brasil en 2018.
"Estoy vivo y preparándome para volver a ser candidato a la Presidencia de la República", dijo.
"Estoy con más ganas que nunca (de ser candidato)", insistió Lula, arropado por la expresidenta Dilma Rousseff, su sucesora y ahijada política, destituida por el Congreso brasileño hace un año.
"Nunca antes en la historia de Brasil alguien fue tan perseguido y masacrado", denunció Lula, quien afirmó que "si un día cometiese un error, no quiero ser juzgado solo por la Justicia, quiero ser juzgado por el pueblo brasileño".
Lula tiene motivos para prolongar el proceso. Actualmente encabeza las encuestas para la carrera presidencial de 2018, pero no tendría derecho a postularse en caso de ser declarado culpable y si se le ratifica la condena en una apelación.
Moro es conocido por alcanzar juicios con relativa rapidez y posteriormente rehusarse a liberar a los convictos en lo que ellos apelan.
“Lula y sus allegados se hicieron ricos de la noche a la mañana”, dijo a la agencia AP Surei Assad, una mujer de 57 años que se manifestó a favor de la investigación Autolavado. “Pero si vas a un hospital público quedarás horrorizado por las condiciones” y la falta de recursos.
Desde que fue lanzada en marzo de 2014, la investigación enfocada en la paraestatal petrolera Petrobras ha derivado en declaraciones de culpabilidad para decenas de altos políticos y empresarios. Muchos más están actualmente bajo investigación en la red de corrupción, que de acuerdo con los fiscales supera los 3.000 millones de dólares en sobornos pagados durante más de una década. La indagatoria se ha extendido más allá de las fronteras de Brasil, a varias naciones de Latinoamérica.
El evento es seguido de cerca a nivel nacional. Varias televisoras transmitieron en vivo desde distintas partes de Curitiba, con las opiniones de políticos de toda clase.
Por su parte, Lula comenzó a insinuar que cobraría venganza por lo que insiste no es más que un esfuerzo por evitar que retome la presidencia.
“Si no me arrestan pronto, tal vez un día los arreste por mentir”, dijo Lula a miembros de su Partido de los Trabajadores durante un encuentro la semana pasada, de acuerdo a un reporte del diario Folha de S. Paulo.
(Redactado por Rolando Cartaya, con información de EFE y AP)