La activista cubana Marthadela Tamayo, integrante del Comité Ciudadano de Integración Racial (CIR), suma a su intensa labor opositora nuevas tareas que abogan por el establecimiento de leyes en la isla que garanticen el cese de la violencia de género.
Con 36 años de edad, Tamayo ya acumula más de una década de trabajo sostenido por los derechos de los ciudadanos y por el perfeccionamiento de una Constitución que incluya leyes por la protección de la mujer.
En su último empeño incluye el desarrollo de la campaña #UnidasporNuestrosDerechos, con el propósito de imponer una marca distintiva que llame la atención sobre la realidad de la mujer cubana.
En pocos meses ha logrado el apoyo de organizaciones y personalidades, y asegura que se debe en parte al trabajo que el grupo ha venido desarrollando en las redes sociales. Activistas y ciudadanos que simpatizan con las causas que ellas esgrimen usan las etiquetas #NoMasviolencia y #Lavidelasmujeresimporta.
Además de Facebook, Twitter, e Instagram, Tamayo cuenta en ese empeño con las infinitas posibilidades que brinda la mensajería de WhatsApp. "Por esa vía compartimos documentos, fotos, ideas e información puntual de lo que acontece a diario", asegura.
Como miembro de la directiva del CIR en 2020 su principal empeño es abogar por una Ley de Género en la isla, y para lograrlo trabaja con la Red Femenina de Cuba y otras 19 activistas que suscribieron e hicieron pública una Agenda Para la Igualdad de Género 2020.
Para las promotoras es fundamental trabajar unidas y recabar seguidores, expresó Tamayo en noviembre pasado en un video divulgado en su perfil de Instagram.
Su activismo en el CIR a favor de proyectos sociales lo hace sin discriminar temas, porque la idea es generar debate en los grupos digitales sobre lo que "nos preocupa, entre ellos los de violencia de género".
El precio por su activismo
Graduada de Licenciatura en Lengua Inglesa en el Instituto Pedagógico de Holguín y madre de un niño de 11 años, asegura que conserva el mismo entusiasmo con el que se vinculó a los proyectos opositores apenas comenzó a ejercer como profesora en el municipio de Antilla tras su graduación en 2008.
Por sus ideas políticas y sus vínculos -en aquel momento no públicos- con el CIR, Tamayo fue expulsada en 2014 de la escuela donde trabaja. Las autoridades le prohibieron ejercer la enseñanza y le dieron un término de 5 años para volver “si sus ideas habían cambiado”.
En esa fecha acababa de dar a luz a su hijo Miguel Alfredo. Asegura que ser madre la afianzó más en la convicción de abogar por cambios en su país.
En ese mismo año decidió seguir sus actividades en la oposición, pero de forma de forma pública, pues hasta ese momento lo había hecho desde el anonimato.
Tamayo comenzó a desarrollar acciones con el CIR y en Arco Progresista, un grupo que abogaba por un consenso constitucional en la isla.
Más tarde, en 2016, se vinculó al proyecto Otro18. En esa etapa su labor requería de viajar constantemente desde Holguín a La Habana. Sufrió varios arrestos y deportaciones; las autoridades no le permitían estar en la capital sin tener dirección de residencia allí.
También la Seguridad del Estado buscaba frenar su activismo y la sometió a interrogatorios y amenazas. La familia de la activista decidió buscar la forma de establecer una situación "legal". Lograron vender la casa en Antilla y comprar un modesto apartamento en La Habana, donde reside actualmente con su mamá y su hijo.
Asegura que cuando hace un resumen de su labor opositora no puede dejar fuera su trabajo con Otro18, "una gran experiencia" que la mantiene vinculada con sus promotores, aunque advierte que por estos días el foco fundamental del trabajo lo está realizando a partir de las directivas del CIR y enfocado en el tema de la mujer.
En los últimos cinco años ha podido participar en eventos internacionales en representación de la sociedad civil cubana, en especial los relacionados con la integración racial en la isla.
En conferencias promovidas por Latin American Studies Association (LASA), en Miami, presentó ponencias donde expuso el tema racial en la isla y la exclusión de los afrocubanos en el mercado laboral estatal.
En septiembre de 2019 fue seleccionada para la beca sobre temas de género Andy Pharjamovich que ofrece cada año el Instituto Nacional Demócrata, con sede en Washington DC.
“Fueron cuatro meses donde adquirí un aprendizaje profundo de cómo trabajar en las redes sociales y cómo hacer más viable mi trabajo”, dijo Tamayo.
De regreso a la isla, con la posibilidad de poner a prueba todo lo aprendido, abogar por el cese de la violencia de género se ha convertido en su principal tarea.
Asegura que tanto ella como sus compañeras se sienten fuertes porque no están solas. Cuentan con la ayuda de los hombres a los que denomina “caballeros”, y que están mostrando el apoyo tanto en las redes como en las convocatorias que realizan para debatir, desarrollar talleres y promover las propuestas por la igualdad de género.