En un reportaje de seguimiento de la noticia sobre la reciente desarticulación de una red de tráfico de migrantes cubanos por la Policía y la Fiscalía colombianas, con ayuda de EE.UU., el diario El Espectador se refiere a un singular personaje de origen cubano en esa saga.
La publicación lo identifica solamente como el doctor Burrel, un cirujano que dice ejercía con éxito en dos prestigiosas clínicas de Bogotá, y que tenía un lucrativo “violín de Ingres” en la esfera de los viajes… ilegales.
El galeno se dedicaba a contactar a posibles emigrantes de la isla y/o sus familiares para venderles el ‘sueño colombiano’, un trampolín ilegal en Colombia para saltar luego "legalmente" a EE.UU.
Su mejor carta de presentación era predicar su propio ejemplo, narrando cómo había logrado obtener la ciudadanía colombiana y homologar sus títulos con la ayuda de las redes de tráfico de migrantes, una historia de ‘éxito’ que el periódico dice “era incentivo suficiente para que muchos más creyeran en sus promesas”.
Le servían para sus propósitos invitaciones que recibía a eventos académicos en Cuba y en Miami.
Con "un discurso coherente y demostrable", ofrecía hacerse ciudadano colombiano’ mediante un trámite sencillo, aunque no barato. Se exigía a los ‘viajeros’ irregulares un pago de 18 millones de pesos (US $ 6.200) que cubriría los traslados, hospedajes y el trámite de cédulas y pasaportes.
Además debían pasar un curso de acento costeño (de la costa Caribe, el más parecido al cubano) enterarse de la temática nacional, reconocer a personajes del país y hasta ‘lucir’ como un auténtico colombiano para poder pasar los filtros de las autoridades.
Según una nota de la Policía Metropolitana de Bogotá luego se les facilitaban documentos colombianos falsos para que solicitaran pasaportes colombianos y pudieran viajar a Panamá o México y de ahí a EE.UU.
La investigación conjunta de la Policía y la Fiscalía, con ayuda de la agencia de Seguridad Diplomática de la Embajada de los Estados Unidos, determinó que unos 350 cubanos cruzaron con nacionalidad colombiana a México para luego continuar su camino hacia el coloso del norte.
Once colombianos y seis venezolanos miembros de la red, incluyendo a un registrador municipal, un funcionario de Migración y un supuesto líder indigenista presidente de una ONG, fueron detenidos.
El Espectador señala que “en contra el doctor Burrel también había una orden de captura, pero el avance de la investigación para dar con sus cómplices y los trámites de la justicia colombiana, dieron tiempo suficiente para que el galeno falleciera de causas naturales antes de que pudiera responder ante las autoridades por su participación dentro de esta red”.
El diario que fuera dirigido por Guillermo Cano observa como Burrel y su red encontraron un lucrativo negocio en “el drama por el que atraviesan cientos de ciudadanos cubanos, que cada año intentan salir de su país y encontrar una mejor vida en otras tierras”.
[Con información de El Espectador y la Policía Metropolitana de Bogotá]