Un grupo de mujeres, familiares de encarcelados por las manifestaciones del 11 de julio, asistieron a la Misa del Gallo en la Iglesia San José de la ciudad de Camagüey.
“Al ver todas las injusticias que se están cometiendo, todas las irregularidades, me dirigí a diferentes instituciones y representantes del gobierno y no fui atendida, ni siquiera escuchada, por lo que apelé al amor que siento por Dios, el que me hace fortalecerme, me hace seguir adelante, me da confianza y esperanza de que mi hijo va a ser liberado igual que tantos otros que están injustamente en prisión”, dijo a Radio Televisión Martí, Ailex Marcano Fabelo , madre del prisionero político Angel Jesús Véliz Marcano, para quien la Fiscalía ratificó su petición de 8 años de privación de libertad en un juicio que quedó concluso para sentencia la semana pasada.
La sentencia firme contra Véliz Marcano y otros quince manifestantes camagüeyanos será dada a principios de enero de 2022.
El pasado 11 de octubre cien madres, esposas, hijas y familiares de los presos en relación con el estallido social del 11J enviaron una carta al cardenal Juan de la Caridad García y a la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba para pedir su mediación “en aras de lograr la liberación de todos los cubanos que ejercieron el derecho fundamental a la libertad de expresión y manifestación pacífica”.
Hasta el momento no han recibido respuesta de la alta jerarquía católica cubana pero sí “mucho apoyo incondicional” de la comunidad católica de Camagüey, incluyendo a su obispo Wilfredo Pino.
“Sentí una fortaleza espiritual muy grande al conversar con él. Habló con el representante del partido [Partido Comunista de Cuba] de la provincia de Camagüey sobre mi caso específico. Le dieron respuesta, pero lo único que realmente contestaron es que está preso”, apuntó Marcano.
“Tampoco les permiten asistencia religiosa a esos cautivos. Yo me he dirigido a la Iglesia de la Merced de aquí de Camagüey, en varias ocasiones, a Fray Martín, una persona muy humana y él me explica que ya una vez que todo regrese a la normalidad podría ser posible, que, debido a la pandemia, no permiten las visitas pastorales. Ha solicitado en el MININT [Ministerio del Interior] poder asistir a la prisión con el objetivo de apoyar espiritualmente y se les ha negado la asistencia religiosa a todos estos cautivos”.
“Este gobierno no les da derecho ni siquiera a eso a estos pobres muchachos que lo único que hicieron fue alzar su voz porque ellos no son delincuentes, no cometieron ninguna injusticia”.
Ocho mujeres vestidas de negro, Mayra Moré y Disney Azahares, madre y hermana, respectivamente, de Dixán Gaínza Moré; Virginia Betancourt y Melba Garrido, madre y esposa, respectivamente, de Yoel Ylisastigui; Milka Ibáñez, madre de Yadir Ayala Núñez; Odalis Hechavarría, madre de Oslanis Zulueta Hechavarría y Lisandra Gil y Ailex Marcano, novia y madre de Ángel Jesús Véliz, rezaron por la liberación de sus familiares recluidos en cárceles.
“Yo tomé la iniciativa de que fuera en la Iglesia San José, porque la mayoría de las madres o familiares viven en esa zona de la ciudad” donde está enclavado el templo, afirmó Marcano.
Dieciocho años antes, en 2003, varias mujeres fundaron un movimiento, el de las Damas de Blanco, que alcanzó renombre internacional y logró, tras años de peticiones y marchas por las calles de La Habana, que sus seres queridos, los 75 prisioneros de la Primavera Negra de Cuba, fueran excarcelados.
“Nos vestimos de negro porque quisimos romper con esos esquemas de vestirnos de blanco, porque realmente no vivimos en paz. Para mí así está representada la Navidad y todos los días desde el 11 de julio, de un color negro, de un color que representa el luto, la tristeza, pero a la vez la fortaleza”, explicó la madre del preso político.