La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) recibirá propuestas de la población para presentarlas en el diálogo al que han convocado el Gobierno y el sector privado, en el que participará como mediador y testigo, para salir de la crisis que ha dejado al menos 30 muertos, afirmó hoy el cardenal Leopoldo Brenes.
"Claro que sí vamos a recibir propuestas de la población, de manera especial de los actores, que es la gente, y vamos a ir viendo nosotros si abrimos alguna oficina para recibirlas", dijo Brenes a Efe.
La decisión de la CEN, de recibir propuestas de la población, es relevante debido a que los miles de manifestantes, denominados "autoconvocados" por no tener líder, no ven con buenos ojos un diálogo de dos sectores que no los representan, como son el Gobierno y los empresarios.
Brenes afirmó que hasta la tarde de este miércoles ninguna de las partes había avisado a la CEN sobre el inicio del diálogo, sin embargo, dijo que el papel de los obispos en estos momentos es "esperar".
Sobre las condiciones que la CEN pidió para tomar parte de las discusiones, entre ellas el cese de la violencia, así como el respeto a la vida y a la propiedad, el cardenal mencionó que, si bien no están dadas en su totalidad, lo mejor es iniciar el diálogo.
"Es difícil que digamos que vamos a tener el 100 % de las condiciones, pero existe siempre el espíritu, puede haber heridos, pero hay que iniciar para que no existan más heridos, más muertos, más violencia", sostuvo.
Nicaragua llegó este miércoles a su tercer día de calma relativa, luego de que las fuerzas de choque del Gobierno o "turbas", desaparecieran de las calles, para dejar que los manifestantes se expresen sin represión.
Esa calma permitió que cientos de miles de nicaragüenses marcharan en rechazo a Ortega el pasado lunes.
El cardenal nicaragüense dijo que, la marcha "fue una cosa importante porque me confirmó que sí es posible que se pueda marchar de manera pacífica, no hubo alteración".
Las protestas contra Ortega iniciaron el miércoles pasado en reclamo por medidas de seguridad social que elevaban las cuotas, reducían las pensiones y establecían la cotización perpetua, que no mermaron 5 días después, cuando el presidente se retractó.
Ahora la población exige la renuncia de Ortega por considerar su Gobierno como represivo, corrupto, violador de los derechos humanos y las libertades públicas.
Los nicaragüenses también señalan a Ortega por supuestos fraudes electorales, las continuas alzas de los combustibles, el actuar impune de la Policía, las muertes sin explicación de campesinos que se oponían al Gobierno, el discurso oficial de "paz y reconciliación" que supuestamente no refleja la realidad del país, entre otros.
(Con información de la agencia EFE)