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Turistas a Cuba y ron y cigarros de la isla para EE UU


Varias botellas de rones cubanos son expuestas hoy, martes 1 de junio, en un hotel de Cuba durante una conferencia para anunciar el próximo "Festival Internacional del Ron".
Varias botellas de rones cubanos son expuestas hoy, martes 1 de junio, en un hotel de Cuba durante una conferencia para anunciar el próximo "Festival Internacional del Ron".

La preferencia por los cigarros y rones cubanos podría impulsar las ventas en EE.UU, según los analistas, pero hay demandas por marcas registradas.

Después del anuncio sorpresivo la semana pasada sobre conversaciones entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba, muchos tienen la vista puesta en los derechos por vender en el país norteamericano dos de las exportaciones cubanas más codiciadas: cigarros y ron. A quienes cumplan con la ley, se les permitirá ingresar "hasta US $100 por persona en cigarros o alcohol comprados en la isla", indica un reporte de Wall Street Journal (WSJ), este lunes 22 de diciembre.

El importante rotativo estadounidense conversó con Dann Carr, presidente de General Cigar Co. Inc., uno de los mayores fabricantes y minoristas de cigarros de alta gama, quien aclara que aunque los viajeros regresen de la nación antillana con las marcas cubanas de alta calidad, no tienen respaldo legal para venderlos en Estados Unidos.

La preferencia por los cigarros cubanos, considerados de los mejores del mundo por los aficionados, podría impulsar las ventas en Estados Unidos, el mayor mercado mundial, con unos US$6.700 millones de facturación anual, según la Asociación de Cigarros de Estados Unidos, indicó a WSJ Richard Feinberg, profesor de la Universidad de California en San Diego, quien ha escrito informes sobre la economía cubana.

Imperial Tobacco, con sede en el Reino Unido, actualmente distribuye todos los cigarros cubanos que se venden en el resto del mundo a través de una empresa conjunta con la estatal Empresa Cubana del Tabaco o Cubatabaco. Las ventas de cigarros cubanos aportaron 28 millones de libras esterlinas (US$43,9 millones) en ganancias al total neto de 1.450 millones de libras que obtuvo Imperial en el año fiscal finalizado el 30 de septiembre.

La pelea por "el oro verde" y el ron

El levantamiento del embargo podría también reabrir una disputa sobre los derechos de la marca Cohíba en Estados Unidos, una de las marcas más reconocidas de cigarros cubanos. Las versiones del cigarro fabricadas en la isla, distribuidas por Imperial, se consiguen fuera de Estados Unidos. En el país del Norte se vende una versión alternativa de la marca, fabricada en República Dominicana. El nombre Cohíba es propiedad de Scandinavian Tobacco Group, que es dueña de General Cigar.

La marca Scandinavian Tobacco ganó en 2013 una disputa judicial de 16 años contra Cubatabaco por los derechos de Cohíba en Estados Unidos. Como consecuencia, Imperial tendría que depender de otras marcas como Romeo y Julieta, una versión fabricada en República Dominicana que actualmente se consigue en Estados Unidos a través de Altadis USA, que es propiedad de Imperial, anota WSJ.

En el caso del ron, las batallas por las marcas datan de inicios de 1959 con Bacardí & Co., que fue fundada en Cuba, y que se tuvo que ir del país luego que sus operaciones fueron nacionalizadas por el Gobierno de Castro. Más tarde disputó con Cuba y el fabricante de bebidas alcohólicas francés Pernod Ricard SA el 0.52% los derechos sobre la marca de ron Havana Club.

Bacardí compró Havana Club a los fundadores de la marca en 1997 y ganó una serie de casos judiciales en Estados Unidos que le otorgaron los derechos sobre la marca en ese país. Comenzó a distribuir una versión del ron fabricada en Puerto Rico en 2006.

Pernod Ricard, que en 1993 lanzó una empresa conjunta para distribuir Havana Club en todo el mundo, disputó los derechos de distribución de Bacardí. El grupo francés distribuye en 120 países una versión de la marca fabricada en Cuba y planea desafiar a Bacardí en Estados Unidos con una nueva marca de ron cubano llamada Havanista, cuyo lanzamiento está previsto para el momento en que Estados Unidos levante el embargo a Cuba.

El doble rasero

Por su parte Mary Anastasia O'Grady, que publica en el mismo WSJ, cree que "Más visitantes no harán nada para reducir la pobreza cubana. El régimen se queda con la moneda fuerte que dejan estos y les paga a los trabajadores en pesos que no valen nada. Los extranjeros que deciden premiar a los buenos trabajadores sin la aprobación del Estado pueden terminar en la cárcel", apuntó O'Grady.

Los recelos de O'Grady vienen por lo que considera un pretexto del régimen cubano y "un error garrafal de Obama" al pensar que la apertura tecnológica sin derechos traería mejoras a los cubanos, a continuación desgrana las variantes que hubiera podido usar La Habana para su independencia tecnológica.

"Carlos Slim, el monopolista de telecomunicaciones mexicano y actor global en el sector; Telefónica, el proveedor español de telecomunicaciones y banda ancha; Natcom, de Vietnam; Digicel, de Irlanda, e incontables empresas más pueden hacer negocios en la isla. Sin embargo, no pueden proveer acceso a Internet en los hogares debido a que el Estado lo prohíbe", acierta la articulista.

Los Castro están en total pánico debido a que Venezuela, que ha sido su salvavidas financiero por 15 años, está quebrada. La última vez que las cosas estuvieron así de mal fue cuando los subsidios soviéticos se agotaron a principios de los 90 y el régimen se quedó sin dinero, Castro introdujo el "período especial".

En esos años de inicios de los 90 se les permitió entonces a los cubanos abrir restaurantes en sus casas, operar taxis y proveer otros servicios a extranjeros y locales, señala el artículo. Pero la alegría en la casa del pobre dura poco, y a medida que los emprendedores florecieron, el Estado comenzó a perder el control absoluto del que había dependido desde 1959. Fidel Castro tomó medidas drásticas apenas se estabilizó Cuba.

La creación de prácticamente un ejército de inspectores estatales, las férreas reglas de la Oficina Nacional de Asuntos Tributarios (ONAT) y la corrupción galopante hicieron agua el barco de la iniciativa individual en los trabajadores por cuenta propia. A inicios de este 2014, cientos de cubanos se vieron obligados a vender apresuradamente las ropas que habían importado de Ecuador y Panamá y revendían desde hace años en los portales de sus viviendas, en un negocio conocido como "las tendederas".

Muchos se preguntan si el régimen cubano, al reponerse económicamente con las medidas que impulse Estados Unidos, vuelva con "otra vuelta de tuerca" o termine como muchas veces, dándole una patada a la torta y sean los ciudadanos que hoy celebran con júbilo, los que paguen los platos rotos, solo el tiempo dará la razón.

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