La rana gigante del Titicaca, una especie única en el mundo catalogada por primera vez por el oceanógrafo francés Jacques Cousteau en 1969, está muriendo de forma colectiva debido a la contaminación provocada por los masivos vertidos en las riberas bolivianas de este lago.
Según un reportaje difundido hoy por la radio boliviana Erbol,
los habitantes de las orillas del lago observan con preocupación
cómo decenas de cadáveres de estos anfibios han comenzado a emerger desde las profundidades del lago, en las que habitan.
"Es necesario que las autoridades del Estado lleguen hasta aquí y
registren este hecho que puede expandirse", declaró al citado medio
Teodoro Mendoza, un poblador de la isla Pata Patani, una de las
zonas más afectadas.
El lago Titicaca, compartido por Bolivia y Perú y considerado el más alto del mundo al estar a casi 4.000 metros sobre el nivel del
mar, recibe a través del río Katari vertidos procedentes de la
ciudad de El Alto, una de las más pobladas del país andino y que en
la última década ha crecido de forma descontrolada.
Residuos hospitalarios, industriales, mineros y sustancias
líquidas procedentes de los vertederos urbanos fluyen a diario a la
cuenca del lago, cuyas aguas han adquirido un tono verdoso y una
textura aceitosa, a lo que se suma el mal olor.
"Parece una pesadilla, se ha producido un desequilibrio con la
naturaleza que afecta a nuestra Kochamama (madre del lago)", dijo
Mendoza.
La rana o sapo gigante del Titicaca, cuyo nombre científico es
"Telmatobius culeus", fue descubierta por Cousteau en 1969 durante
sus inmersiones en el lago andino y Bolivia la declaró especie
amenazada en 1996.
En septiembre del año pasado la Gobernación del departamento de
La Paz presentó un proyecto para descontaminar el lado boliviano del
Titicaca consistente en instalar en sus orillas una planta de
tratamiento de aguas en una superficie de 26 hectáreas, con un coste
de 6,5 millones de dólares.