Delegaciones de Cuba y Estados Unidos discutieron por segunda vez el espinoso tema de derechos humanos, como parte del acercamiento diplomático que ambas naciones iniciaron hace más de un año para intentar normalizar sus relaciones tras varias décadas de enemistad.
El tema es uno de los más sensibles en la relación bilateral, pues Washington presiona a Cuba para cambios en su modelo político que incluyan el pluripartidismo y la libre asociación o apertura a medios de prensa no estatales, la libertad de expresión y asociación. Mientras que La Habana suele acusar a Estados Unidos de politizar los derechos humanos e incumplir normas básicas como salud y educación gratuita que en la nación caribeña son universales o por el trato discriminatorio a las minorías raciales.
La segunda ronda de diálogo sobre derechos humanos, fue escenario para que ambos países expusieran sus marcadas diferencias sin alcanzar avances visibles en el debate.
Una vez más la parte cubana enfatizó que La Habana no aceptará
injerencias de Estados Unidos en sus asuntos internos.
Precisamente el viernes el presidente Barack Obama estableció en su nueva directiva sobre Cuba que Estados Unidos no buscará un cambio de régimen en la isla.
Obama dijo que su Gobierno continuará dejando claro que Estados Unidos no puede imponer un modelo diferente en Cuba, porque el futuro de esa nación depende del pueblo cubano.
El presidente indicó que Washington desea un mayor respeto por parte del gobierno cubano a los derechos humanos universales y las libertades individuales.
Agregó que Estados Unidos alentará al gobierno cubano a respetar los derechos humanos, apoyará a la emergente sociedad civil en Cuba y alentará a los actores no gubernamentales a sumarse a Washington en abogar por reformas.
Obama subrayó que, mientras mantiene su compromiso de apoyo a los activistas democráticos, Estados Unidos también participará con líderes comunitarios, blogueros y activistas en temas sociales que puedan contribuir al diálogo interno en Cuba sobre la participación cívica.
Sin embargo, en declaraciones a la prensa el subdirector de Asuntos Multilaterales y Derecho Internacional de la Cancillería cubana, Pedro Luis Pedroso advirtió: "De nuestra parte no hay una pretensión de aceptar alegaciones que signifiquen una injerencia en los asuntos internos de nuestro Estado",
Pedroso, que lideró la delegación de la isla en esta segunda reunión, explicó que este diálogo "está diseñado para un intercambio entre ambas partes".
"En nuestra opinión permite un mayor conocimiento de los intereses, preocupaciones y concepciones que sostienen las posiciones de ambas partes en materia de derechos humanos", señaló.
En referencia a los señalamientos anteriores hechos por el Gobierno estadounidense a la isla comunista, el funcionario insistió en que la forma en que se organiza el sistema político cubano "no está sobre la mesa de discusión".
Pedroso indicó que Cuba expresó sus preocupaciones sobre la persistencia de patrones de discriminación y racismo, la brutalidad policial, las numerosas y documentadas violaciones a la vida, y se pronunció sobre la situación de las libertades sindicales en EE.UU. El país caribeño llamó la atención sobre "los actos de tortura en cárceles secretas", las muertes de civiles como resultado del uso de drones y cuestionó "de manera especial" la permanencia de una base naval estadounidense en la provincia cubana de Guantánamo y "y las
graves violaciones allí cometidas".
"Si bien el intercambio constató las profundas diferencias entre ambos Gobiernos respecto de las concepciones y el ejercicio de los derechos humanos, Cuba ratificó su voluntad de que ambos países puedan relacionarse dentro del reconocimiento y respeto a esas diferencias", dijo.
La delegación estadounidense que participó hoy en la segunda ronda de diálogo sobre derechos humanos estuvo encabezada por el secretario asistente de la Oficina de Derechos Humanos y Democracia del Departamento de Estado, Tom Malinowski.
A la reunión también asistió la secretaria de Estado adjunta en funciones para Latinoamérica, Mari Carmen Aponte.
Hasta el momento no ha habido comentarios sobre el encuentro por la parte estadounidense que estuvo encabezada por Tom Malinowski, secretario adjunto de Estado para la Democracia, los Derechos Humanos y el Trabajo.