Las condiciones en las que fue apresada en el mismo Tribunal Municipal de Jovellanos, en la provincia de Matanzas, donde se celebró la vista de apelación el 18 de abril, son narradas por la Dama de Blanco Saylí Navarro desde la prisión de Mujeres de Bellotex, donde está recluida.
“Fui recluida en la prisión mixta de mujeres de Matanzas, conocido por Bellotex, desde el lunes 18 de abril, día en que se efectuó el juicio de apelación en el Tribunal de Jovellanos. En esta nueva vista oral, el Ministerio Fiscal, representado nuevamente por la licenciada Idania Miranda Ferrer, que de manera reiterada dio su espaldarazo al cuerpo represivo, así como testigos que en el acto cambiaron, otra vez su declaración, para peor”, relató la Dama de Blanco, condenada a ocho años de cárcel por los delitos de atentado y desorden público, tras su participación en las protestas del 11 de julio en el pueblo matancero de Perico.
Con Saylí fueron sancionados otros ocho de los manifestantes en Perico y Jovellanos, entre ellos su padre, Félix Navarro, líder del Partido por la Democracia Pedro Luis Boitel, sentenciado a nueve años de privación de libertad.
“La vista oral terminó con la lectura del documento que daba a conocer mi ingreso a la prisión por mis continuos intentos de tratar de llegar a misa cada domingo, así como el haber interactuado, en mi propio hogar, con amigos y extranjeros, lo cual podría desencadenar una ‘posible fuga o evasión de la justicia’”, relató la activista en una llamada grabada y enviada a Radio Televisión Martí.
Durante más de 10 años, Saylí Navarro ha respondido al llamado de la organización a la que pertenece, las Damas de Blanco, de intentar cada domingo llegar a la misa de la iglesia católica de su localidad y pedir por la libertad de los presos políticos cubanos.
“De manera agresiva, fui sacada, inicialmente del pasillo de la instalación, por parte de una civil. Ubicaron a dos mujeres policías que fueron las que viajaron junto conmigo en el auto patrulla. A las seis de la tarde llegamos a la estación de policía de playa en la ciudad de Matanzas para acreditar el fichaje", recordó.
"A las 7 y 25 me trasladaron para la Unidad de Operaciones Bellotex; a las 9 y 10 de la noche hicimos entrada a la prisión de mujeres: una noche de chinches y sin comer. Además, se me despojó de mi Biblia, la cual me fue entregada 17 días después. Agradezco todas las muestras de solidaridad y apoyo dentro y fuera de Cuba”, aseguró la joven.
“Como bien expresé en un momento de mi exposición, me siento feliz y orgullosa de haber participado de la manifestación del 11 de julio, porque en mi pueblo de Perico no hubo ningún incidente de vandalismo. Expresarse no es un delito. Disentir no es un delito. Hacer reclamos de manera pacífica en la vía pública, no es un delito. Que Dios Padre y el Espíritu Santo se apiaden de Cuba y de los cubanos”, concluyó.