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En Santiago de Cuba revendedores hacen zafra con las provisiones para Irma


Los santiagueros han convertido hoy su cotidianidad en un ir y venir entre tiendas, mercados, ferreterías y pequeños negocios privados, para llevar a casa aquellas provisiones que consideran imprescindibles como son velas, lámparas recargables y filtros de agua.

SANTIAGO DE CUBA- La más absoluta calma se vive en la urbe de Santiago de Cuba tanto en el cielo como en las calles, en momentos en que la ciudad está declarada en fase de Alerta Ciclónica y revive el recuerdo de octubre de 2012, cuando literalmente fue destrozada por el huracán Sandy.

A pocas horas de acercarse a costas cubanas el intenso huracán Irma, calificado entre los más poderosos en la historia meteorológica del Caribe, el ajetreo habitual solo es interrumpido por el ir y venir de personas en búsqueda de huevos y galletas fundamentalmente como provisiones dilectas de una población que tiene muy fresca en la memoria las penurias que les suceden a los embates de los poderosos organismos tropicales.

Eduardo Hernández, vecino del Centro Histórico y quien ha invertido varias de las horas del día a “perseguir” esos alimentos por toda la ciudad comenta: "No todo el que ha necesitado comprar esos productos los ha encontrado. Cuando llego a una tienda me entero que se acaban, o si no se terminan estando en la cola. Al final he tenido que comprarlos con los revendedores, que en estas situaciones hacen “zafra” y llenan sus bolsillos a base de las necesidades de las personas, pero sobre todo porque la demanda no suple las necesidades existentes.”

Como él, otros muchos santiagueros han convertido hoy su cotidianidad en un ir y venir entre tiendas, mercados, ferreterías y pequeños negocios privados, para llevar a casa aquellas provisiones que consideran imprescindibles como son velas, lámparas recargables y filtros de agua.

“Me resulta significativo que estamos en fase de Alerta Ciclónica y sin embargo, uno pasa por la calle Enramadas y como si nada, con todos sus carteles característicos, los cristales sin protección ninguna, muchas luminarias aún puestas, y otros recursos estatales sin estar en buen resguardo,” señala Ivette La O, quien vive en El Caney, una zona que fue significativamente afectada en octubre de 2012, en especial por la poca poda de los árboles.

Muchos siguen atentamente las orientaciones de la Defensa Civil para estos casos.

Otros, que en carne propia conocen del ensañamiento de un huracán con una vivienda, recogen rápidamente sus pertenencias y las colocan a buen recaudo. No pocos esperanzados ven con cierto jolgorio y complicidad cómo Irma poco a poco se enrumba al norte y se alejan las áreas más fuertes de vientos de la ciudad de Santiago de Cuba.

No obstante, un huracán que fluctuará su intensidad entre las categorías cuatro y cinco –como han señalado los especialistas del Instituto Nacional de Meteorología en sus diferentes comparecencias en la televisión nacional– no puede ser tomado a la ligera.

Especialmente en Santiago de Cuba pueden ser muy provechosas las posibles precipitaciones que puedan caer y beneficiar la crítica situación que hoy viven los embalses de la provincia –no entre los peores del país–, pero que agradecerán los nuevos metros cúbicos que puedan a caer.

De ahí que autoridades del Consejo de Defensa Provincial han insistido con especial énfasis, en la vigilancia hidrometeorológica de las represas, y también en la protección de los recursos estatales, aunque en la práctica -al menos en la realidad más cercana de la población- no ha sido del todo así al menos en esta primera jornada de la fase de Alerta Ciclónica.

Sin embargo, se ha insistido, a través de los medios de comunicación oficiales en que lo más vital ante el paso del poderoso huracán Irma, es la protección de la vida de las personas.

Medios de prensa señalan que en Santiago de Cuba se han preparado más de 120 centros para recibir evacuados, se han priorizado algunos renglones importantes de la economía, como lo es la recogida de café, a la vez que se han activado los canales alternativos de comunicación, entre ellos los radio aficionados, y están en posición los recursos médicos para asistir a los heridos. No obstante, muchos en las calles siguen de cerca los partes del Instituto Nacional de Meteorología pero no perciben un peligro real, a pesar de tener muy fresco el recuerdo de Sandy.

“Es que existe poca percepción del riesgo, estamos en fase de Alerta Ciclónica y en las calles no se siente>> señala Elías Velázquez, “Santiago de Cuba se prepara, pero muy lento, ojalá Irma no sea otro Sandy.”

Quizás ello se deba a que Matthew causó pocos daños en la urbe y pasó alejado de ella -menos incluso que la posible trayectoria de Irma- o también porque aún creen en el famoso mito de que las montañas de la Sierra Maestra protegen a la llamada Capital del Caribe.

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