Luego de acomodar brevemente los micrófonos y con la voz más ronca de lo habitual, el primer secretario del Partido Comunista, inició uno de los discursos más largos y aburridos de su repertorio político.
A siete días de inaugurarse la máxima reunión de los comunistas cubanos, son pocos los habaneros que le prestan atención al evento.
Para muchos cubanos, es demasiado que en el plazo de una semana hayan coincidido en La Habana el presidente de la primera potencia mundial y cuatro íconos de la música planetaria.
Las percepciones son engañosas. Alfombra roja para el presidente Barack Obama, megaconcierto de los Rollings Stone, un acuerdo con la UE y la inminente firma de un compromiso entre las FARC y el Gobierno colombiano.
Los demócratas de países occidentales serían coherentes con su decálogo si escucharan las frustraciones de la oposición.
Las unidades sectoriales de la policía no dan abasto y la eficiencia y profesionalidad policial solo funciona en la serie televisiva Tras la Huella”
El destino Venezuela, además de peligroso, es el peor pagado por el gobierno de la isla, que ha convertido la exportación de servicios médicos en la primera industria nacional.
El mal gusto, lentitud en el servicio y elaboración gastronómica al estilo de un campamento militar es típico en los sistemas de corte marxista.
Con reclamos de corte social ganarían simpatizantes entre los cubanos que desayunan sólo café. No se pierde nada con intentarlo.
El régimen de Fidel Castro intentó sepultar la tradición de los tres Reyes Magos. El Estado trató de reemplazar la tradición y ofertó juguetes racionadamente. Ahora, ni siquiera eso. Si no tienes moneda dura, tus hijos no tendrán juguetes.
Las apuestas de los cubanos de la isla para 2016: emigrar, ligar un extranjero o que el Gobierno haga cambios económicos y políticos que les mejore sus vidas.
La génesis del plan Obama, de tender un puente con emprendedores privados y los cubanos de a pie, ha sido dinamitado por el Gobierno de Raúl Castro.
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