Ante el creciente clamor del régimen de La Habana para que los cubanos exiliados se animen a abrir negocios en la isla, algunos expertos han recordado el fracaso de numerosos proyectos de este tipo y han alertado que Cuba es un cementerio de las inversiones.
Esta semana, a propósito del II Foro empresarial Cuba 2021 celebrado en La Habana, ministros, viceministros y diplomáticos cubanos han promovido el panel Oportunidades para cubanos residentes en el exterior para "promover su participación en negocios y explicar cómo gozan de todos los privilegios y garantías que establece la ley".
Las opciones de inversión ofrecidas a los emigrados son "proveedores de bienes y servicios a entidades cubanas, ya sea por contratos en consignación, operaciones de leasing operativos para pequeñas maquinarias o minindustrias, o también como clientes de exportaciones cubanas".
En lo que parece una contradicción de las propias leyes cubanas que no reconocen la doble ciudadanía, las autoridades comunistas han dicho en este foro que, de animarse a invertir, estos cubanos tendrán "el tratamiento de inversionista extranjero" en las modalidades de empresa mixta, de capital totalmente extranjero o contrato de asociación económica internacional.
A los ciudadanos cubanos residentes en el exterior que conservan su residencia en Cuba, se les invita a participar en la creación de micro pequeñas y medianas empresas.
Emilio Morales, presidente de la firma de asesoría Havana Consulting Group, ha descrito otro panorama en un artículo publicado en DIARIO DE CUBA: "Hoy, el régimen se ha quedado sin opciones para atraer la inversión extranjera. ¿Qué lastre se lo impide? La propia concepción del sistema, no diseñado para atraer capital, sino para cazar bobos e ingenuos, que en su gran mayoría terminan endeudados, en bancarrota, o atrapados en el chantaje de perderlo todo si se marchan. Lejos de ser un paraíso, el mercado cubano es más bien un cementerio de inversiones".
Entre los principales obstáculos que frenaban la inversión en Cuba, Morales citó "la precariedad del sistema basado en una economía centralizada, la excesiva burocracia, la dualidad monetaria, la verticalidad en la toma de decisiones, los tabúes que impiden el desarrollo del sector privado, la limitación que tenía el inversionista extranjero de solo poder negociar con empresas estatales, y la obligatoriedad impuesta a las empresas extranjeras de contratar fuerza de trabajo local a través de una agencia empleadora perteneciente al Gobierno y no de forma directa".
También menciona que, sumado a la incompetencia del régimen y su estúpida rigidez al no liberar las fuerzas productivas, la activación del Título III de la Ley Helms-Burton por la adminstración de Donald Trump hizo que automáticamente, el mercado cubano perdiera "el poco atractivo que le quedaba, si es que todavía le quedaba alguno".
El economista Elías Amor, en un artículo publicado en su blog Cuba Economía, donde analiza el alcance del II Foro Empresarial, dice que con el llamado a los cubanos residentes en el exterior a invertir su capital en la isla "No irán muy lejos".
"Mientras que el contencioso de las confiscaciones de los derechos de propiedad no se resuelva, no parece razonable invertir en algo que, probablemente, pertenezca a alguien diferente. Por eso, tiene poco sentido que los cubanos residentes en el exterior vayan a participar en Cuba", indica el experto.