La decisión del Gobierno de Cuba de autorizar la actividad de un cupo de empresas privadas puede tener consecuencias profundas que van más allá de las cifras macroeconómicas, en las cuales su impacto será menor, según estima este martes un editorial del diario español El País.
Según El País, la medida insufla "dinamismo" a la rígida economía cubana en medio de la crisis que enfrenta, "tras más de medio siglo de la nacionalización de los negocios particulares dictada por Fidel Castro".
El gobierno cubano anunció la creación de 35 MIPYMES (micro, pequeña y mediana empresa), 32 de ellas privadas y 3 estatales, la mayoría dedicadas a la producción de alimentos y la manufactura. Estas nuevas empresas constituidas podrán tener hasta 100 trabajadores y derecho a acceso a créditos y financiación.
La apertura, sin embargo, aclara el editorial, establece "fuertes restricciones" con respecto a la importarción y exportación, actividades en las que mediará el Estado.
La reforma, aprobada en el VI Congreso del Partido Comunista en 2011, "llega con diez años de retraso", debido al temor del régimen cubano a perder el control de la economía, subraya El País.
El diario español señala que no es una casualidad que la Administración de Miguel Díaz-Canel haya implementado ahora esta medida.
"La isla vive sumida en una profunda crisis económica, que se ha visto acentuada por la pandemia y la paralización del turismo, quizá el único balón de oxígeno para Cuba desde hace más de un año y medio. Esta angustiosa situación no es ajena a las protestas del pasado verano, que derivaron en una ola represiva que el régimen ha mantenido viva con centenares de detenidos de los que poco se sabe", afirma el editorial.
El País concluye que en la isla "prevalece la venenosa senda del autoritarismo", sin que el Estado haya dado "signos de apertura que acerquen al país a estándares democráticos".