La organización religiosa Pastoral Social Cáritas, de la Conferencia Episcopal Panameña, presentó recientemente al Ministerio de Seguridad del país una propuesta para lidiar con los casos de unos 1.000 cubanos varados en su territorio, luego de que Estados Unidos eliminara la política de “pies secos/pies mojados”.
Además de esta propuesta formal, Cáritas informó a las autoridades migratorias que disponen en Ciudad de Panamá de un nuevo albergue para acoger a 100 de los cubanos que se encuentran en un campamento de Lajas Blancas en precarias condiciones.
En el albergue se les garantizarán mejores condiciones de vida y desayuno, almuerzo y cena, detalló a Martí Noticias el secretario ejecutivo de Cáritas, Víctor Luis Berrío, quien ya lo informó también a los cubanos instalados a orillas del río Turquesa, en la selva del Darién.
El Servicio Nacional de Migración (SNM) de Panamá, por su parte, insiste en trasladar al grupo de cubanos un albergue de Inmigración en la capital, donde ha dicho que podrían presentar una petición de asilo.
Los cubanos temen que solo se trate de una estratagema del gobierno para deportarlos a Cuba. La firma de un memorando de entendimiento en materia de migración entre Cuba y Panamá a inicios de marzo, centrado en la deportación de cubanos ilegales, acentúa los miedos de los migrantes isleños.
Berrío, en representación de Cáritas, se opone a una solución tan simplista: “Ellos están aquí antes del acuerdo, y están bajo una aplicación de fuerza mayor: es que se detuvo la entrada a Estados Unidos”, dijo.
“Es muy cómodo para el director de Migración decir yo voy a limpiar el problema migratorio aquí, pero tú estás hablando de 500 seres humanos, entonces hay que estudiar bien lo que se va a hacer”, agregó.
El funcionario también destacó el aire de escarmiento del cambio repentino en la política migratoria del gobierno panameño hacia los cubanos y la obligación del gobierno de encontrar soluciones que respeten sus derechos humanos.
“Eso los coloca a ellos en una situación hasta de indefensión, porque son migrantes que están huyendo de un sistema opresor y que ha llevado a su país a la miseria, y que la gente está buscando otras oportunidades”, dijo.
Para Berrío, quien se identifica primero como cristiano y luego como funcionario, "la última palabra la tiene Dios". Por eso no ceja en sus esfuerzos por defender el estatus de los cubanos.
El director de Cáritas adelantó que el próximo lunes se reunirá con el Consejo Nacional Pastoral Social para, con ayuda del cardenal y el arzobispo, pedir al presidente Juan Carlos Varela una solución que permita a los cubanos que lo deseen comenzar una nueva vida en Panamá.
El propio presidente habló a principios de febrero sobre la voluntad de su gobierno de buscar alternativas para los cubanos que decidieran quedarse en el país istmeño.
“Hay muchos profesionales que quieren ayudar al país”, dijo. “Pero lo que tengan problemas con la justicia, delincuentes, esos definitivamente serán deportados”.
Por los albergues de Cáritas Panamá han pasado, entre agosto de 2016 y enero de 2017, entre 1.800 a 2.000 cubanos. Actualmente, acogen a 292 en su sede principal, indicó el funcionario.
(Con la colaboración del periodista Ricardo Quintana)