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Columna en The Washington Post ve a Cuba como nación fallida tras 62 años de castrismo


Un retrato de Fidel Castro en una oficina de La Habana, Cuba.
Un retrato de Fidel Castro en una oficina de La Habana, Cuba.

El diario The Washington Post publicó una columna del periodista cubano Abraham Jiménez Enoa donde evalúa el legado de 62 años de régimen castrista que impuso en la isla una ideología fundamentalista.

"Cuba es una nación fallida y ese es el verdadero saldo que queda cuando se mira atrás para pensar en lo que ha sido lo que el régimen eufemísticamente llama “la revolución”, señala el periodista.

El cofundador de El Estornudo recuerda que "los barbudos que asaltaron el poder en 1959 decidieron perpetuarse en él y para ello engendraron el castrismo, una ideología fundamentalista que arrasó con todo lo que les molestó: homosexuales, religiosos, opositores, artistas, periodistas, en definitiva, gente libre".

El periodista, que ha sido atacado en las recientes campañas de descrédito contra activistas y periodistas independientes en la isla, denuncia en su columna la escalada del aparato de propaganda de difamación que pudiera terminar en procesos judiciales y encarcelamientos similares a los de la tristemente célebre Primavera Negra de 2003.

"El objetivo de la campaña es desprestigiar a una naciente sociedad civil, que se ha empoderado desde la llegada de internet a la isla y que está pidiendo cambios a un gobierno que lleva más de seis décadas sin escuchar los reclamos de sus ciudadanos, y de este modo asestarle una especie de muerte cívica a las voces disconformes", dice Jiménez Enoa.

"En Cuba, un país donde la radio, la televisión y la prensa impresa están subordinadas al Partido Comunista, único partido autorizado, si publican tu imagen bajo una construcción orwelliana en cualquiera de estos medios y si te hacen ver como un “mercenario”, como un “agente de la CIA”, como un “asalariado de un gobierno extranjero”, como un “desestabilizador del orden público”, significa que la mayoría de la nación te dará la espalda. Porque el pueblo vive bajo el miedo de sufrir las represalias que conllevan reconocer o vincularse a los que reconocen la falta de derechos y libertades que el régimen cubano niega. Pero que la gente vire el rostro a tu paso, es lo de menos. Lo peor —y de ahí viene el desasosiego de los seres queridos— es que un juicio de ese tipo simboliza el pretexto perfecto para abrir una causa legal e incriminar a personas que no han cometido ningún delito".

El periodista, que ha sido respaldado por prestigiosas organizaciones internacionales como el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ por sus siglas en inglés) y el Pen Internacional de escritores, denuncia también la impunidad con que actúa la Seguridad del Estado.

Los represores del régimen cubano "te pueden llevar a un interrogatorio sin motivos, te pueden desnudar, te pueden esposar, te pueden transportar en un carro obligándote a bajar la cabeza para que no sepas a donde te dirigen, te pueden grabar durante horas sin tu consentimiento, mientras te amenazan, mientras te coaccionan y luego pueden publicar ese material. Un material que ya emitido no es verídico no solo por el hecho de que ha sido sometido a una burda manipulación, sino también por la propia naturaleza en que se sucedió", indica el columnista, cuyas declaraciones en un interrogatorio con la seguridad del Estado fueron publicadas recientemente, sacadas de contexto.

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