Las autoridades judiciales otorgaron una licencia extrapenal de un año al preso político Yoandry Reinier Sayú Silva, quien cumple una sanción de ocho años de privación de libertad por el delito de sedición en la cárcel 1580 del municipio habanero San Miguel del Padrón.
El joven, que cumplirá 22 años el 28 de mayo, fue apresado tras participar en las protestas de julio de 2021 en La Güinera, uno de los barrios más pobres de la capital cubana.
“Del 24 de abril al 4 de mayo estuve sin ir al baño y debido a eso tuvieron que operarme porque se me reventó el apéndice y me hizo una peritonitis debido a la mala asistencia médica”, dijo a Martí Noticias el prisionero político.
Por diez días estuvo padeciendo fuertes dolores en el abdomen, sin poder defecar y con fiebre alta, hasta que los mandos del penal decidieran trasladarlo al Hospital General Salvador Allende, conocido como La Covadonga, donde llegó con el apéndice reventado y un cuadro infeccioso severo.
Sobrevivió y ahora se recupera en su hogar, con el apoyo de sus familiares y los médicos que lo atienden. Luego de varias transfusiones de sangre, su hemoglobina se estabilizó en 9 pero necesita vitaminas, fumarato ferroso y ácido fólico, suplementos que están lejos de su alcance en un país donde las farmacias están desabastecidas.
“Muchas cosas más malas pasan allá dentro. Los reclusos caen enfermos y no tienen medicamentos. Yo tengo una madre que es grandiosa y siempre lucha por mí, pero qué podría pasar con esas personas, porque yo no quisiera que hubiera más víctimas. Yo sobreviví, pero hubiera fallecido y hay algunos que no sobrevivieron por la mala asistencia y la mala higiene”, alertó.
Los médicos investigan una probable tuberculosis extrapulmonar también, pero los exámenes que le practicaron aún no están listos.
El manifestante del 11J aseguró que en la prisión 1580 hay un brote de tuberculosis, que algunas compañías están en cuarentena y recordó la muerte de su “compañero de causa” Luis Barrios.
Barrios murió a causa de un cuadro de problemas respiratorios no especificados que desembocaron en una pulmonía avanzada por falta de la atención médica necesaria, dijeron las autoridades a la familia.
“El preso del 11 de julio que falleció, tenía tuberculosis, estaba quejándose hacía varios días. Ningún guardia le dio atención médica. Se empeoró y murió, pero todos los presos sabían que él murió de tuberculosis porque esa misma compañía hacía unos meses estaba aislada por tuberculosis. Seguro que a la familia le dijeron otra cosa”, insistió.
Según fuentes de Salud, las personas privadas de libertad que comparten espacio con un enfermo de tuberculosis, son altamente vulnerables de adquirir la enfermedad.
“También quiero denunciar que no dan los beneficios. Hay muchas personas ahí pasadas del tiempo para ir a campamento y no se lo dan. ¿Para qué me tienes retenido en una prisión que no hay ninguna condición de vida?”, se preguntó Sayú Silva.
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