Ernesto Pinto-Bazurco Rittler, embajador del Perú en Cuba durante 1980 decidió escribir sus memorias sobre las jornadas en que miles de cubanos entraron a la embajada peruana en La Habana y sus negociaciones con Fidel Castro a quien no le aduló ni temió, dice el diplomático.
En entrevista con el diario El Comercio de Lima, afirma que decidió abrir las puertas de la sede diplomática a los cubanos porque estos él “no le tenía miedo al régimen” y además lo hizo de “acuerdo con mis convicciones y con los intereses del Perú”, pues la Constitución del país “obligaba a dar asilo y protección.
Recuerda que antes del 4 de abril de 1980 dieron protección a 34 personas y después la cifra llegó a 10.834 personas, a razón de “cinco personas por metro cuadrado”.
El momento de mayor tirantez fue cuando el ex gobernante cubano, tras escuchar los argumentos jurídicos, declaró: “Bueno, pero hay una diferencia bien grande, yo sé matar, tú no”. El diplomático respondió entonces que “matar es muy fácil, hasta los animales matan, pero mantener a una persona con vida es mucho más complicado”.
Pinto-Bazurco declaró al diario que mantuvo conversaciones con Castro en el auto de este y allí se logró que esos días se diera alimentos a los confinados en la embajada. A los que estuvieron en la embajada se les dio un salvoconducto como “ingresantes” a la sede, aunque calificaban como asilados o refugiados, afirma el ex embajador.
Menciona también el caso de 3 miembros del Ministerio del Interior que entraron en la embajada del Perú, “uno de ellos era un policía de tránsito que se llamaba Ángel Gálvez. Ingresó a la embajada simulando que traía una correspondencia y no salió. Entonces, el gobierno lo calificó como desertor y miembro del Ministerio del Interior y le correspondía la pena de muerte”. Tambien estaba el caso del que conducía el “autobús que estrellaron contra la embajada para ingresar. A él lo habían acusado de ser el responsable indirecto de la muerte de uno de los custodios que falleció cerca del lugar”.
Reconoce que ha estado alejado del tema cubano porque había prometido no hablar hasta la muerte del dictador cubano y ahora lo hará pues considera la crisis en la embajada peruana en La Habana como “la acción más importante que tuvo la diplomacia peruana en favor de los derechos humanos”.
Sobre la sucesión en Cuba reconoce que “la familia Castro es la que gobierna, pero no tiene una línea de sucesión vertical sino horizontal” y apunta hacia los hijos de Fidel Castro como posibles sucesores. Pero en Cuba “la gente no ha sido educada en democracia. Hay un fenómeno distinto a lo que sucedió en la República Democrática Alemana cuando cayó el muro, donde todos se integraron porque no había generaciones educadas en ese sistema”.