La eliminación en enero pasado de la política de pies secos / pies mojados para los cubanos que llegaban sin documentos de viaje a los Estados Unidos ha reducido drásticamente la cantidad de embarcaciones rústicas procedentes de Cuba que está interceptando la Guardia Costera estadounidense.
Pero no se trata de que los cubanos hayan renunciado de repente al sueño americano, sino que parecen haber cambiado de estrategia, y ahora son más los que procuran llegar al país vecino pagando por un viaje clandestino en una lancha rápida, según un despacho de Associated Press que cita a fuentes del Servicio de Guardacostas de Estados Unidos.
La teniente Kate Webb, de la Guardia Costera en el sector de Cayo Hueso, dijo a AP que las interceptaciones han caído desde 25 diarias a unas 20 por mes desde que el presidente Barack Obama puso fin a la citada política, implementada por la administración Clinton a partir de 1995, después de que Washington y La Habana negociaran acuerdos migratorios.
Webb indicó que los inmigrantes cubanos son ahora menos propensos a usar balsas o embarcaciones rústicas con pequeños motores, conocidas como “chugs”, y preparadas en la isla , para tratar de llegar a la Florida, y que actualmente el 70 % de las interceptaciones involucra a lanchas rápidas.
Esta última modalidad involucraría a contrabandistas de personas con base en otros países del área.
Lo anterior fue confirmado al diario The Citizen de Cayo Hueso por el comandante de la guardia costera para ese sector, Capitán Jeffrey Janszen.
Janszen señaló que los inmigrantes pagan hasta $ 10,000 por cabeza a contrabandistas de personas para hacer la travesía a bordo de estas lanchas rápidas, en comparación con varios cientos de dólares para viajar en un “chug”.
La derogación de pies secos / pies mojados cerró las puertas a las oleadas de cubanos que venían ingresando a EE.UU cada año, por decenas de miles, a través de la frontera sur con México. La decisión dejó varados a más de medio millar en la fronteriza ciudad mexicana de Nuevo Laredo, y a más de 300 en Panamá.
[Con información de Guardia Costera, AP y The Citizen]