"Desnudos, golpeados, obligados a gritar "¡Viva Fidel!", así encabeza este martes el Washington Post un artículo en su portada sobre la represión que el régimen cubano desató contra los manifestantes del 11 de julio en Cuba.
El diario diario estadounidense narra, a través del testimonio de los protagonistas, los horrores vividos por algunos de los detenidos tras el levantamiento popular que sacudió a la isla.
Michel Parra, de 20 años y empleado de un hospital, declaró al Post la emoción con la que marchó “por primera vez" para manifestar su desacuerdo con el gobierno. Podo después, él y su hermana fueron detenidos en su hogar por agentes vestidos de civil, y conducidos a una sala de interrogatorio del Departamento “Técnico” de la Seguridad del Estado.
“Gritaban y me decían que me iban a disparar a mí y a mi familia. Les rogué que pararan, mientras seguían llamándome gusano", contó Parra, quien asegura haber recibido una brutal paliza de manos de los oficiales.
“Me dieron una bofetada que me tiró al suelo. Me patearon por todo el cuerpo. No se detendrían. Me golpearon en las manos y las rodillas con un bastón. Para mí, tomó una eternidad, pero tal vez solo fueron 60 segundos. Lo que sé es que sentí dolor durante 20 días seguidos ", confesó el joven matancero al Post.
Los testimonios, señala el diario estadounidense, fueron recogidos “a través de entrevistas independientes con detenidos que han sido liberados, y con familiares de los que siguen encarcelados", e incluyen "a presos que fueron castigados por negarse a gritar '¡Viva Fidel!'”.
La ola represiva que se desató tras las protestas dejó más de mil detenidos, entre ellos opositores, activistas y ciudadanos comunes que salieron a protestar abiertamente contra el gobierno por la crisis sanitaria, económica y toda índole que agobia al país.
El Post hace referencia al informe que al respecto hiciera público este martes la organización defensora de derechos humanos Human Rights Watch.
“Puede que haya habido mano dura, pero se está exagerando enormemente”, declaró el exdiplomático cubano Carlos Alzugaray desde su casa en La Habana, agregando que “la policía recibió instrucciones estrictas de no usar armas.
No estamos hablando de Chile o Colombia, donde la policía realmente mata a la gente”, aseveró. Sin embargo, señala el Post, “varios manifestantes detenidos describieron los abusos sufridos durante su detención”.
“Me sentí violada”, confesó la periodista independiente cubana Orelvys Cabrera, relatando el momento en que fue obligada a desnudarse completamente “frente a los militares en una sala de interrogatorio”.
Además de soportar una larga cadena de historias sobre los triunfos de la Revolución y las proezas de Fidel Castro, Cabrera tuvo que “dormir en el suelo durante treinta y tres días” y comer “arroz con tierra; sopa con grasa” y, para desayunar, una rebanada de pan a secas.
La experiencia de María Cristina Garrido, contada por su esposo, Michael Valladares, quien supo a través de sus vecinos, porque él no se encontraba presente en el momento de su detención, que ambas hermanas (María Cristina y Angélica) fueron brutalmente golpeadas delante de los presentes.
Dieciocho días después, cuando Valladares pudo ver a su esposa, esta le contó que, literalmente, la obligaron a dormir en el suelo sobre heces fecales por haberse negado a darle Vivas al difunto Comandante en Jefe.
“Cada vez que se negaba”, contó Garrido a su esposo, “una soldado la golpeaba tan fuerte, que se orinaba”.
El Post recuerda en su artículo que "la represión se cierne sobre los cubanos mientras se avecina otra importante prueba de disidencia: una protesta el 15 de noviembre convocada por actores, artistas y disidentes, respaldada por exiliados cubanos, pero prohibida por el estado cubano".
¿Ocurrirá lo mismo? Organizadores de la "Marcha Cívica por el Cambio" del 15N temen que el gobierno responderá de la misma manera que el 11J.
“Algunos acudiremos a pesar de la campaña de intimidación contra nosotros, pero no creo que sea como el 11J. Los que saldrán serán menos, quizá cientos, por el miedo a la represión. ¿Creo que nos detendrán?, ¡Sí!”, dijo desde La Habana el líder opositor Manuel Cuesta Morúa.