La activista cubana por los derechos humanos Marisol Peña Cobas llegó a Estados Unidos con su familia este martes luego de varios meses varada en México a la espera de conseguir una cita de CBP One para pedir asilo en la frontera.
“Hace seis meses nos obligaron a irnos de Cuba bajo la amenaza de que si no lo hacíamos nos quitaban a la niña y decidimos, después de tantos años de lucha, salir de nuestra tierra”, explicó a Martí Noticias la opositora, quien se encuentra junto a su esposo José Luis Acosta y su hija de en el estado de Baja California.
Marisol pasará el fin de año en un autobús rumbo a Florida. “Una hermana de lucha nos recibirá en su casa en la ciudad de Jacksonville y estamos muy agradecidos con ella. Ahora necesitamos asentarnos pero mis planes son no parar hasta que pueda regresar un día a una Cuba libre, sin dictadura”.
La activista salió de la isla a mediados del año pasado, poco después de que la Seguridad del Estado citara a su hija, de ocho años, a un interrogatorio con la Policía. Los oficiales la acusaron de "actos contrarios al normal desarrollo del menor" porque ella se negaba a transmitirle la versión del régimen sobre la historia de Cuba.
"Esto me lo están haciendo, no porque yo mal atienda a mi hija, sino porque yo no le enseño a amar y respetar a (Miguel) Díaz-Canel y a todos esos engendros", señaló en ese momento y denunció que la obligaron a dejar sola a su hija en el interrogatorio para no "alterarla".
"Me van a tener que fusilar, porque yo a mi hija no le voy a enseñar nunca a amar y a respetar a líderes comunistas. Mi hija solamente tiene que amar y respetar a Dios, a su familia, a quien es bueno con ella y a la libertad sobre todo", aseguró en un video en vivo en su página de Facebook.
Luego de ese incidente la familia vendió lo que tenía y reunió un poco de dinero para comprar los pasajes a Nicaragua, una de las principales vías de escape que utilizan los cubanos para iniciar la ruta migratoria por Centroamérica.
“Salimos con 50 euros, dos mudas de ropa y la bandera cubana. Era todo lo que teníamos”, contó a nuestra redacción hace unos meses desde la ciudad de Tapachula, en el estado mexicano de Chiapas, donde miles de migrantes han pasado meses en un limbo legal.
En Tapachula Marisol y su esposo tuvieron varios trabajos para sobrevivir. “Aunque parezca increíble a los opositores se nos hace muy difícil el proceso para lograr la cita en CBP One”, dice. “Nosotros teníamos todo para presentar nuestra solicitud de asilo pero el proceso demoró muchísimo”.
“En México las cosas no fueron fáciles pero tampoco imposibles porque siempre tuvimos a Dios con nosotros y algunos hermanos también estuvieron ahí para apoyarnos y ayudarnos en lo que hiciera falta. Ahora estamos en un hotel que nos ofreció la iglesia católica porque nosotros no contamos con recursos para tomar un vuelo de inmediato”, cuenta.
Marisol planea comenzar a trabajar, que su hija comience la escuela y continuar luchando por su país.
“Nosotros fuimos desterrados de Cuba y la única opción que nos queda es asentarnos en Estados Unidos pero desde acá seguiremos denunciando todas las violaciones a los derechos humanos que comete ese régimen”, asegura la activista y le pide a los cubanos que no paren de soñar con la libertad.
“Se que un día podremos regresar a nuestra tierra, con nuestras familias”.
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