El activista de derechos humanos y directivo del Consejo para la Transición Democrática en Cuba Manuel Cuesta Morúa, compartió este miércoles su opinión sobre un editorial aparecido en el periódico oficialista Granma sobre la inseguridad ciudadana en el país.
En declaraciones a la revista informativa Martí Noticias AM, Cuesta Morúa dijo que “aunque de forma tardía, el gobierno ha tenido que reconocer los niveles de violencia y de inseguridad con los que se vive en el país”.
“Dicho así, inseguridad ciudadana es un concepto, pero de la manera más directa es un clima de violencia múltiple, instalado ya en la sociedad cubana”, añadió el entrevistado.
Según el activista, esta “es una problemática que no tiene que ver con la capacidad o no de los cuerpos policiales, porque es un tipo de violencia a la cual ellos siempre van a llegar tarde, porque no tienen capacidad ni preparación paa enfrentar el fenómeno nuevo de la violencia, que requiere de un órgano policial preparado para respetar los derechos humanos y poner freno a la criminalidad”.
“La Policía Nacional Revolucionaria (PNR) trabaja como brazo político del Estado, no está preparada para mantener el orden ciudadano, por eso es importante que el gobierno haya reconocido que existe una matriz de violencia en el país que no beneficia a nadie”, insistió el miembro del Consejo para la Transición Democrática en Cuba.
El editorial oficialista advierte además de la presencia de un sector de la población, incluidos jóvenes, que aprecian en el delito y la ilegalidad, una vía fácil y rápida de obtener ganancias, y culpa al gobierno de los Estados Unidos de propagar un escenario de inseguridad para usarlo a favor de presuntos planes desestabilizadores.
“Hay un problema serio que tiene que ver con todo lo que afecta a la sociedad cubana de una manera profunda, casi al punto del colapso. Siempre hay que dirimir entre dirigentes y líderes; los primeros siempre tienen la tendencia de culpar a factores externos, buscando responsables donde no están. Los que lideran asumen la responsabilidad, y ese es un gran problema ahora mismo en Cuba”, explicó Cuesta Morúa.
Añadió que “en los años 90 del llamado Período Especial no existía el nivel de violencia que se vive hoy; existía el embargo, había más apagones por la crisis, pero no existía este clima de violencia, de manera que no hay forma de culpar a la política norteamericana de ese asunto si se hace un análisis responsable”.
“Cuando comenzamos a promocionar la campaña “Shanti” contra la violencia, el régimen y la policía política inmediatamente amenazaron a los gestores y a muchos jóvenes por usar el pullover y la manilla de color naranja, simplemente, porque hemos decidido llevar adelante la campaña en lugares donde la violencia es parte de la cultura del barrio”, ejemplificó el entrevistado.
Cuesta Morúa explicó que “Cuba tiene una matriz violenta, más allá de que estuviese controlada en el tiempo, con feminicidios, machismo, grosería en las calles y, sobre todo, violencia política; ahí está el ejemplo de cuando la dirigencia del país enfrentó a los ciudadanos durante las manifestaciones populares del 11 de julio”.
“La violencia en Cuba ya es el pan de cada día, incluso está organizada, que es uno de nuestros grandes temores. No es espontánea, de modo que se requiere de imaginación, liderazgo, trabajo cultural y comunitario para impedir que la situación desemboque en un Haití en Cuba, o en un estado fallido de pandillas y narcotráfico al estilo mexicano”, concluyó el activista.
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