La clase política rusa e intelectuales de Rusia tuvieron en el siglo XX una relación de empatía cercana con el fascismo y nazismo.
Existió una atracción de los intelectuales rusos exiliados tras la toma del poder por los bolcheviques en los procesos políticos de Alemania e Italia. Se alabó el sistema político autoritario de Roma y Berlín durante la década de los años treinta, y se mantuvo en muchos casos inclusive al inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939. Al finalizar el conflicto en 1945 volcaron los intelectuales rusos sus ojos hacia los sistemas implantados en España y Portugal.
El más renombrado de estos pensadores rusos es Iván Ilyín, quien es considerado por muchos analistas e historiadores el padre del fascismo ruso moderno. Ilyin estuvo censurado en la URSS, no se conocía su obra, sus trabajos, escritos en Alemania y Suiza. Se le presenta como ideólogo del movimiento blanco monárquico.
Fue uno de los tantos pensadores, teólogos, filósofos, pedagogos, literatos, escritores, juristas, doctores, sacerdotes o economistas que en 1922 fueron expulsados de la URSS en el llamado Buque de Vapor de los Filósofos por el régimen bolchevique. Adquirió renombre en la Rusia moderna, de la mano del cineasta ruso Nikita Mijalkov a inicios de la década de los noventa en el pasado siglo XX.
Para muchos conocedores de la historia rusa Ilyin es más que filósofo un publicista, teórico de la conspiración y un nacionalista ruso, con un núcleo de pensamiento propenso a inclinaciones autoritarias y místicas.
Ilyin defendió las acciones de Hitler y Mussolini y abogaba por el retornar de la autocracia zarista en Rusia. Decía que los Guardias Blancos rusos fueron la inspiración de los fascistas italianos. En muchos de sus trabajos se dirigía a los soldados blancos como “mis hermanos blancos fascistas”. A Hitler lo veía como un defensor de la civilización contra el bolchevismo y su antisemitismo como algo heredado de las centurias rusas.
Tras la derrota de Roma y Berlín, se interesó Ilyin por los regímenes de Francisco Franco (España) y António de Oliveira Salaza (Portugal), sugiriendo un deseo de algo similar en Rusia como alternativa al poder soviético.
Es su influencia la que más ha marcado el desarrollo del pensamiento político moderno. Son sus trabajos los que respaldan las ideas autoritarias y nacionalistas en Rusia durante el siglo XX y este XXI. Y constituyen la base actual de la glorificación del Estado, el nacionalismo extremo y el rechazo a la democracia liberal occidental.
Precisamente es Ilyin a quien escoge Vladimir Putin como guía ideológico para su régimen, afirma Timothy Snyder en su obra El Camino hacia la No Libertad. El historiador estadounidense afirma que las ideas de Ilyin son una "justificación metafísica y moral del totalitarismo político".
Son los trabajos de Ilyin los que permiten presentar la conexión espiritual entre el líder y la nación, el jefe y el pueblo, las masas y el escogido o el spasitelnii (salvador). Putin trajo sus restos desde Suiza, para darle sepultura en un monasterio ruso en el 2005 y en el 2006 envió a un emisario a la Universidad de Michigan para llevar a Moscú la colección personal de cartas, artículos, libros y manuscritos del exiliado ruso (unas 88 cajas), que llevaba allí más de 50 años. Putin fue en el 2009 a colocar un ramo de flores en la tumba de Ilyin.
El uso de citas de los trabajos de Ilyin ha sido analizado en estudios académicos. El profesor Paul Robinson, de la Universidad de Ottawa, afirmaba en su trabajo "El filósofo detrás del presidente" en el 2022, que el gobernante ruso lo ha citado en 5 ocasiones en sus discursos oficiales.
Cuando Putin era primer ministro (2012-2016), en un artículo que publicara bajo el título de "Rusia: El Problema Étnico", cita a Ilyin para reafirmar el argumento de que "el pueblo ruso y la cultura rusa son el eje central, el pegamento que une a esta civilización única". Lo cita de nuevo en entrevista en la radio con el escritor ultranacionalista Alexander Projanov en 2011. En el 2014 Putin repartió entre los gobernadores rusos tres libros para la lectura inmediata, uno de ellos era la obra de Ilyin “Rusia Nacional: nuestras tareas”. En el 2017, al cumplirse el centenario de la toma del poder por los bolcheviques, la television rusa le dedicó un film a Ilyin y su postura contra estos.
Los escritos de Ilyín abogaban por un Estado autoritario fuerte, la supremacía de la nación rusa y la necesidad de un líder carismático para guiar al país. Las ideas del filósofo ruso Ivan Ilyn han servido a Putin de base ideológica para el ruscismo. Ivan Ilyin es citado además por Dmitri Medvedev, el canciller Serguei Lavrov, el patriarca Cirilo, el jefe de la Duma Volodin y cuanto dirigente ruso quiere estar a todo con la ideología del Kremlin.
Los estudiantes de la Universidad Estatal Rusa de Humanidades (RGGU) en Moscú a inicios de abril lanzaron una petición en change.org contra de la denominación de la Escuela Superior de Política Ivan Ilyin de la institución, establecida en julio de 2023. También en la Duma, los diputados comunistas han expresado su desacuerdo con el nombre del centro educacional.
En el caso de la petición estudiantil, se alega que “Ilyin condonó activamente las acciones del régimen fascista alemán, justificando los crímenes de Hitler como una respuesta necesaria al bolchevismo y escribiendo sobre la necesidad del fascismo ruso. Un centro de investigación de una de las principales instituciones académicas del país que derrotó al fascismo no puede llevar el nombre de un partidario de las ideas fascistas, teniendo en cuenta las situaciones sociopolíticas en las que se encuentra actualmente nuestro país”.
La Escuela Superior de Política Ivan Ilyin de la RGGU fue fundada en julio de 2023 y entre sus objetivos está el de promover un enfoque de la enseñanza de las humanidades y las ciencias sociales "basado en la identidad civilizacional rusa y en los valores espirituales y morales tradicionales rusos". El pedido surgió tras conocerse que al frente del centro educacional estaría Alexander Dugin.
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