El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se entregó hoy a la Policía Federal para cumplir la condena de 12 años que arrastra por
corrupción.
Lula salió a pie del sindicato de metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo en un clima de tensión provocado por militantes que intentaron evitar su entrega a la Justicia y se dirigió a un vehículo de la Policía Federal que le esperaba en las inmediaciones.
El convoy de la Policía que conduce al expresidente está compuesto por vehículos oscuros sin insignias de la institución, tal como había solicitado la defensa de Lula.
El exmandatario logró abandonar la sede sindical en su segundo intento, ya que la primera vez, un grupo de simpatizantes rodeó su auto y le impidió avanzar.
El convoy policial se dirige al aeropuerto de Sao Paulo, según fuentes próximas al expresidente, para conducirle a Curitiba, donde ingresará en prisión.
La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), senadora Gleisi Hoffmann, le pidió a sus militantes que permitieran que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva se entregue a las autoridades para no perjudicar su situación jurídica.
Hoffmann hizo la petición luego de que decenas de partidarios de Lula bloquearan las puertas del Sindicato de Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, en donde Lula está acuartelado desde el jueves, para impedir la salida del vehículo enviado por la Policía Federal para recoger al ex jefe de Estado.
La parlamentaria explicó que Lula decidió entregarse para evitar que la Justicia le dicte una orden de detención preventiva por obstrucción a la justicia, un mandato contra el que no existen recursos, por lo que su situación jurídica quedaría totalmente comprometida.
Lula rompió hoy su silencio por primera vez para hablarle a sus partidarios y salió brevemente del sindicato donde estaba atrincherado desde el jueves, cuando el juez Sergio Moro, responsable por la investigación del gigantesco escándalo de corrupción en Petrobras, ordenó su arresto para que cumpla una pena de 12 años de prisión por corrupción y lavado de dinero.
El extornero mecánico, de 72 años, escribió un nuevo capítulo en su intensa carrera política, salió cargado en hombros por la militancia y advirtió que entrará en la cárcel con la "cabeza erguida", pero saldrá de ella con el "pecho hinchado".
Hoffmann, convocó a toda la militancia de izquierdas a "ocupar" Curitiba -también Brasilia- a partir del domingo hasta que el expresidente brasileño sea liberado.
Un nutrido operativo policial espera la llegada de Luiz Inácio Lula da Silva a la ciudad de Curitiba, donde simpatizantes y detractores del expresidente han protagonizado escenas de tensión.
Lula anunció hoy que acataría la orden de prisión dictada por el juez Sergio Moro e ingresará en la cárcel, en Curitiba, para cumplir 12 años de condena por corrupción y lavado de dinero.
Desde que se conoció la intención del exmandatario, cientos de
simpatizantes se han reunido frente a la sede policial, situada en un barrio residencial en el norte de la ciudad, y han protagonizado incidentes con los detractores de Lula.
La Policía ha bloqueado el tráfico en las zonas aledañas a la institución y han pedido prudencia a los manifestantes.
"Pedimos a los líderes de los simpatizantes para que eviten cualquier animosidad. La Policía Militarizada está en el local para garantizar la libre manifestación de ambos grupos y evitar que los más exaltados quieran enfrentarse", dijo el teniente-coronel Nasson Polak a periodistas delante de la Superintendencia de la Policía Federal.
La tensión se ha traducido en acaloradas discusiones e insultos que han alcanzado también a los periodistas.
Incidentes similares se han repetido en concentraciones celebradas en otras ciudades, como en Sao Paulo, Brasilia o Sao Bernardo do Campo.
En la noche del jueves, un detractor de Lula resultó herido y tuvo que ser intervenido quirúrgicamente cuando fue golpeado por un simpatizante y lanzado contra un camión que lo atropelló.
Los insultos y agresiones a periodistas, que han sufrido empujones, amenazas y rotura de vidrios en sus autos, han sido denunciados por la Asociación Brasileña de Periodistas.
Lula fue gobernante en la época dorada de Brasil y se enorgullece de haber ampliado la clase media brasileña pero su figura y la de su partido se han visto salpicadas por el mayor caso de corrupción de la historia de Brasil estuvo acompañado por sus principales aliados y por su delfín político, Dilma Rousseff: "No sería lo que soy si no fuera por ella", dijo.
Rousseff ha sido un pilar fundamental de Lula en los últimos días, cuando el cerco de la justicia se ha estrechado contra él, retribuyéndole el apoyo que el expresidente le dio durante el juicio político que llevó a su destitución en 2016.
(Con información de la agencia EFE, AFP y redes sociales)