Las mujeres son minoría en el sector privado cubano. Sólo el 18% de los cuentapropistas del país son del sexo femenino, según un Informe del Observatorio Cubano de Derechos Económicos divulgado recientemente.
“La mujer enfrenta desafíos enormes para introducirse en el sector por cuenta propia”, aseguró a Radio Televisión Martí, Ingrid Berrio, miembro de la Coalición de Cuentapropistas Cubanos (C-3) y colaboradora de la investigación.
El estudio concluyó que las mujeres son el 12% del total de los poseedores de licencia de las ocupaciones particulares más atractivas como las vinculadas al turismo, los servicios de transportación de cargas y pasajeros y los de telecomunicaciones, la elaboración y venta de alimentos y el arrendamiento de espacios.
“Un porciento elevado sigue trabajando y son titulares de licencias de actividades etiquetadas para la mujer, es decir, siguen laborando como tejedoras, manicuristas o como cuidadoras de niños.”, dijo Berrio. “Tuvieron que asumir papeles de género asignados y asumidos culturalmente”.
Al respecto Berrio destacó que el C-3 ya se ha acercado, asesorado y debatido con un grupo de mujeres sobre la creación de empresas innovadoras y ya está el propósito de buscar vías para insertarse mejor en el sector.
Un 45% de las 158 000 personas que abandonaron su trabajo por cuenta propia en el 2020 debido, fundamentalmente, a la proliferación del COVID-19, eran mujeres.
“En el caso específico de las mujeres se debió a su doble cometido, de empresaria y encargada de las faenas domésticas y la atención a la familia. Al cerrar las escuelas, muchas han tenido que quedarse en casa para el cuidado de sus hijos; tienen que dejar de ganar su sustento. Y aquí es donde se denota la falta de leyes proteccionistas laborales que den amparo y protección de ingresos a estas emprendedoras. Hay un desamparo jurídico y una falta de respaldo institucional del régimen para con ellas”.
En el sector no estatal, el derecho a no perder el empleo tras obtener licencias de maternidad es uno de los vulnerados fuera del marco laboral del Estado y muchas mujeres no se animan a exigir sus derechos para conservar un puesto por el que existe fuerte competencia.
La mayoría de las mujeres no son dueñas, sino que se desempeñan cómo contratadas para prestar servicios por parte de los que tienen el capital, hombres, por lo general.
En este sentido, la activista Marthadela Tamayo argumentó que los propietarios de los negocios privados “generalmente son hombres y blancos”.
Las propias barreras de género que les impone la sociedad y su doble rol les impiden logrartanto éxito como los hombres, apuntó Berrio.
Análisis desarrollados por instituciones oficialistas han demostrado que en la Isla, las mujeres dedican como promedio 14 horas de la semana por encima de los hombres a los “deberes” hogareños. Esto unido a factores como la inestabilidad del abastecimiento en la red minorista, la inseguridad jurídica y la burocracia y el encarecimiento de los recursos importados inciden en que las féminas estén en menor proporción en cuanto al emprendimiento.
Tamayo aludió al Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres, aprobado el 8 de marzo de 2021:
“La medida número 1 está relacionada con el emprendimiento económico de las mujeres, plantea realizar evaluaciones periódicas sobre las necesidades y las posibilidades de empleo en cada territorio en los diferentes sectores de la economía para potenciar a las mujeres sin vínculo laboral. Vamos a ver si este programa realmente ‘avanza’ en todas las aristas y en todas las áreas porque también pensamos que el programa sale en un momento en que la sociedad civil estamos haciendo presión al sistema cubano para que todo esto avance”, concluyó la activista.