Además de sentenciarlas a largas condenas por el ejercicio de sus libertades civiles, el Estado cubano no se les garantiza a las presas políticas una adecuada alimentación ni el acceso a medicamentos, y en algunos casos les niega el derecho a beneficios penitenciarios, denunciaron sus familiares a Martí Noticias.
Es el caso de la Dama de Blanco Tania Echevarría Menéndez, condenada a seis años de cárcel por cargos de “desórdenes públicos” y “desacato” debido a su participación en las manifestaciones pacíficas del 11 de julio de 2021 en Colón, Matanzas.
Según su hermana, Dilayda Echevarría, Tania padece una diabetes descontrolada en prisión, donde debutó con la enfermedad.
“Ella sigue con su azúcar alta y se está descompensando igual. Ahí no hay medicamentos; yo cada vez que voy le llevo su medicamento”, declaró la hermana de la prisionera política.
También a la Bellotex fueron llevadas las Damas de Blanco Sissi Abascal Zamora y Saylí Navarro, quienes cumplen allí seis y ocho años de cárcel respectivamente.
La activista Annia Zamora, quien visitó recientemente a su hija Sissi, dijo que la joven y Saylí Navarro se encuentran bien de salud, pero delgadas, "producto de enfrentar todo lo que están viviendo allí y la mala alimentación, pero están firmes en sus ideas”, aseguró.
En la cárcel de mujeres ubicada en El Guatao, en La Habana, cumple una segunda sentencia de cinco años y cuatro meses la también Dama de Blanco Aymara Nieto, su esposo, el opositor Ismael Boris Reñí, explicó que se le acaba de negar el beneficio de mínima.
“Son denegados todos los beneficios que le tocan por derecho, ¿no?, a mínima”.
Allí también permanece la presa política María Cristina Garrido. Su hermana Angélica fue recientemente trasladada al campamento de trabajo Ceiba 4, en la provincia Artemisa, a los dos lugares va de visita Luis Rodríguez, esposo de Angélica.
“Le dijeron (a Angélica) que para que trabajara en el campo y ella dijo que no”, refirió Rodríguez.
La opositora y prisionera política Lizandra Góngora, trasladada al penal Los Colonos, en la Isla de la Juventud, recibió hace unos días la visita de sus hijos y de su esposo, Ángel Delgado, con quien contactamos.
“Descontenta, porque ahí [algunas presas] están por asesinato, por violación y tienen menos años (de condena) que Lizandra que, vaya, no es fácil, 14 años... Entonces se siente triste, sola, no puede ver a los niños. Saliendo de la prisión, los niños dando gritos allí”, relató Delgado.
Según un informe realizado en colaboración por varias organizaciones independientes, entre las que se encuentran Cubalex, Prisioners Defenders, Justicia 11J y el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, 106 mujeres se encuentran en las cárceles cubanas cumpliendo condenas por razones políticas.
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