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Infiniti publica video del paseo del Q60 Coupé por las calles de La Habana


Desembarca en Cuba primer auto con especificaciones estadounidenses en casi 60 años.
Desembarca en Cuba primer auto con especificaciones estadounidenses en casi 60 años.

El hombre detrás de esta escena fue el director ejecutivo de diseño de Infiniti, Alfonso Albaisa, quien llevó su más reciente creación a la isla para salir en busca de sus orígenes y el lugar de nacimiento de sus padres.

El nuevo auto Infiniti Q60 sorprendió a transeúntes y conductores cubanos en las calles de La Habana, la primera ocasión en 58 años que un auto nuevo es importado de Estados Unidos a la isla comunista.

El hombre detrás de esta escena fue el director ejecutivo de diseño de Infiniti, Alfonso Albaisa, de ascendencia cubana, quien llevó su Q60 Coupé --un auto con con especificaciones estadounidenses-- en su primera visita a la isla para salir en busca de sus orígenes y el lugar de nacimiento de sus padres.

Un video publicado en Youtube por la propia compañía Infiniti, muestra imágenes de Albaisa recorriendo las calles de la capital en el flamante auto rojo, una experiencia que no fue cosa sencilla hacer realidad.

“Fue una tarea monumental, así que cuando finalmente lo vimos sacar del contenedor y en el suelo a las afueras de La Habana, la pasión en ese carro, el poder, la forma, la escultura, fue algo muy especial para mí”, dijo en inglés.

Albaisa supervisa los estudios de diseño de Infiniti en el mundo desde su base en Japón, pero creció en Miami, hijo de padres cubanos exiliados.

En el video, el diseñador revela su fascinación por la Cuba que le contaron sus padres y por el patriotismo que se respira en su familia, al punto de identificarse como cubano a pesar de ser “un producto de Estados Unidos”, acotó.

El nombre de Albaisa está emparentado con cubanos notables. Su tía-abuela Carmen Zayas-Bazán, estuvo casada en 1877 con José Martí. Su bisabuelo materno fue ministro del Interior para el presidente Gerardo Machado, a finales de los 20 y se postuló para presidente en 1931, pero fue asesinado por orden de su oponente político, contó Albaisa a la periodista de “Fortune” que viajó con ellos a la isla, Sue Callaway.

Su abuelo, graduado en escuelas militares, vengó la muerte de su padre, y durante su vida sostuvo importantes posiciones en oficinas del gobierno y terminó como gobernador de Camaguey. La revolución de Castro le arrebató sus propiedades y le mantuvo en prisión por varios años.

En su visita a la isla, Albaisa aprovechó para apreciar el estilo modernista en la arquitectura de su tío-abuelo Max Borges-Recio, diseñador del cabaret Tropicana, el Club Náutico y su propia casa, en la década del 50.

“Encontré difícil conectar las fotografías a la realidad”, advirtió, pero le maravillaron particularmente los puntos en común que encontró con su tío- abuelo arquitecto, como intérprete de la realidad a través del diseño.

Otra experiencia que agradó particularmente a Albaisa fue la cara de los cubanos al ver el Infiniti Q60, una escena única para los locales acostumbrados a los autos soviéticos y americanos antiguos, llamados almendrones.

“Especialmente cuando colocamos el Q60 en las calles, la gente se maravillaba con el auto, no solo porque no es un auto normal para las calles de Cuba, sino porque sus ojos --y estaban enfocados en todo lo que yo decía-- había una profunda curiosidad. Me sorprendió lo mucho que les gustó el automóvil”, insistió.

Para Albaisa, este interés de los cubanos por el Infiniti Q60 es una representación de su sociedad, una representación de sus sueños.

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