Llovió en los predios del estadio de los Marlins, en La Pequeña Habana momentos antes que la caravana con el féretro de José Fernández llegara. Las principales autopistas de la ciudad fueron ocupadas por la policía, para dar fácil acceso desde el suroeste del condado a la comitiva fúnebre que arribó un poco pasada las dos de la tarde.
Cientos de personas esperaron horas para participar en la peregrinación hacia el Santuario Nacional de la Ermita de la Caridad, a la orilla de la bahía.
Los miembros del equipo, con camisetas blancas, y en negro las iniciales de Descanse en Paz (RIP en inglés) y una foto de Fernández lanzando para sustituir la letra i, se abrazaron a la madre y otros familiares del pitcher de Santa Clara. La abuela del lanzador vestía una camiseta con el nombre y número 16, de su nieto.
Los más cercanos al féretro ponían las manos sobre el auto negro cuando se detuvo en la Plaza Oeste de la catedral beisbolera miamense. Un mar de flores crecía en los jardines de la instalación deportiva que ya lleva días convertida en la Meca de los fanáticos para expresar el dolor por la muerte del lanzador y la solidaridad con el equipo que ha perdido a una de sus estelares figuras.
Banderas cubanas, gorras, camisetas y camisas de los Marlins era la tonalidad en el público presente. Una especie de altar se ha levantado en una de las entradas al estadio donde con velas, fotos, osos de peluches, pelotas de béisbol, banderas y cualquier objeto vinculado con el béisbol o Cuba sirva para homenajear al pitcher fallecido.
La Avenida 17 fue la vía de peregrinación hacia la zona de Coconut Grove, donde se encuentra ubicada la Ermita de la Caridad.
Decenas de personas estuvieron en el Santuario Nacional, junto al Padre Romin, rector de la Ermita de la Caridad y el alcalde de la ciudad, Tomas Regalado cuando a las 2:40 pm entró la caravana.
Una inmensa foto del pelotero sonriendo, en medio de dos banderas, la de EEUU y Cuba, y un ramo de flores amarillas estaban a la puerta de la Ermita. La Coral Cubana entonó canciones litúrgicas y cubanas.El Padre Romin se reunió con la madre y la abuela, dando palabras de consuelo a los familiares y leyó pasajes bíblicos. El féretro fue sacado del auto fúnebre para recibir la bendición.El sacerdote entregó un Rosario, una estampilla de la Virgen de la Caridad y una bandera cubana a los familiares de Fernández.
El alcalde de Miami, Tomás Regalado, dijo a la prensa en la Ermita, que la ciudad planea dar el nombre de José Fernández a una calle aledaña al estadio y de esa manera honrar al pitcher.
La caravana continuó hacia la Iglesia de San Brendan, donde estará el cuerpo tendido hasta la medianoche. El adiós definitivo al pelotero será en la Iglesia de San Brendan en el suroeste de la ciudad, con una misa de cuerpo presente este jueves.