Los tratados firmados en un tiempo por Moscú no contemplaban la presencia de misiles rusos en Kaliningrado.
En Bruselas ven las protestas como el genuino deseo de los ucranianos, en Moscú como un plan macabro de Occidente.
La temperatura política alcanza los mismos indicadores que en noviembre-diciembre del 2004, cuando la Revolución Naranja.
En Bruselas la reacción fue rápida. De Kiev se fueron los dos emisarios de la UE y se canceló el viaje a Ucrania del Comisario de Política de Vecindad.
La nueva dirigencia de Irán quiere estar presente en la reunión internacional sobre Siria. No importa donde sea, en Ginebra o Moscú.
El presidente ruso no se pierde una lista de depredadores de la libertad de expresión, que elabora Reporteros Sin Fronteras.
Natalia saldrá en libertad en marzo, el primer mes de la primavera, y mientras estará en uno de los tantos islotes del Gulag, donde no hay ni música.
Putin impone su voluntad en Rusia con puño de hierro, y actúa con firmeza en política exterior para confrontar a Occidente.
Los 30 ecologistas fueron detenidos cuando protestaban por las excavaciones de la petrolera rusa Gazprom en el Ártico.
Por ley Chávez puede tener su calle, pero en ella no se puede instalar ni tarja, ni busto, ni bajorrelieve.
Ahora los activistas de Greenpeace que defienden el medio ambiente en Rusia son piratas.
Rusia durante los últimos meses ha intensificado su presión por traer a Kiev al redil, pero el chantaje solo ha empeorado la imagen de los “hermanos mayores”.
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