En el caso cubano, el primer presidente afroamericano cumplió con sus promesas electorales. Restableció los viajes familiares a la isla, los intercambios culturales y académicos y aumentó hasta 10 mil dólares la cantidad de dinero que se podía girar a Cuba.
Fidel Castro no fue esa paloma a favor de la paz que nos intentaba vender en sus discursos. Pensaba y actuaba como un halcón guerrerista.
En 2006, cuando Castro II fue designado Presidente, una pizza costaba 7 pesos, ahora la más barata cuesta 12. Un corte de cabello valía 10 pesos, ahora vale 20.
Los periodistas disidentes en Cuba viven al filo de la navaja y sobre ellos flota la Ley Mordaza que los puede llevar a la cárcel por 20 años.
Algunos disidentes consideran que el mejor lugar de la vigente Carta Magna es un cesto de basura. Laritza Diversent, abogada independiente, es más prudente.
En 2012 lo de Miguel Cabrera ha sido apoteósico. Entró en la restringida lista de 14 jugadores que han logrado la triple corona en el mejor béisbol del mundo.
Es cierto que algunas cafeterías y paladares funcionan a todo gas en la ciudad. Pero la mayoría de los cuentapropistas no tiene capital suficiente para un gran negocio. Y prefieren dedicarse a las ventas al detalle.
Quizás, si en algo discrepa la autocracia criolla de su “hermano venezolano”, es en la testarudez de confiar en los mecanismos de las democracias representativas occidentales.
En este otoño las noticias que vienen del Norte y el Sur son esenciales para la continuidad del añejo régimen. Quizás de vida o muerte. Y créanme, que no es una metáfora.
Raúl no apuesta por los anacrónicos tratados marxistas. Prefiere la Rusia de Putin. Y admira el crecimiento económico con métodos capitalistas del gigante chino.
No veo por qué personas que piensan diferente no puedan tener un diálogo calmado. Debemos dejar de apretar los dientes y los puños y saber respetar las discrepancias.
El dilema de la oposición cubana, consideran algunos, es que no tienen otra arma en su arsenal de estrategias pacificas que pueda cambiar el guión político trazado por los autócratas caribeños.
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