Parecía que iba a seguir vuelo a Cuba, el único bastion comunista de América, y dudaba si afincarse en Venezuela o Ecuador, dos países del ALBA que tratan de sacar el mejor partido de su profesado odio a cuanto llega de Norteamérica.
El nuevo fracaso en establecer un diálogo entablado por los EE.UU. y los talibanes en Doha sobre el futuro de Afganistán tras la retirada de las tropas aliadas tiene todos los visos de ser, a corto plazo, inevitable.
El desenlace electoral es trascendental para la política nacional iraní, pero en el ámbito exterior no significa más que un cambio de matiz.
En los últimos 40 años las relaciones entre ambos países han cambiado profundamente y no solo ha desaparecido el lenguaje habitual de la Guerra Fría.
Un incidente tan baladí de Estambul como la supresión de un parque público se ha convertido en un reguero de disturbios antigubernamentales.
Sin la fuerza coercitiva de la dictadura y de la presencia militar estadounidense que le siguió, Irak se está fragmentando a una velocidad vertiginosa en las entidades étnico-religiosas.
Francia da por acabada la limpieza militar del norte de Malí – el Azawad, la patria de los tuareg – y a finales del próximo mes de julio reducirá su contingente militar.
Venezuela se ha convertido en el principal centro para enviar drogas al Caribe y colabora con organizaciones terroristas para estas operaciones.
Son cada vez más las voces que en países como Portugal e Italia reclaman salirse de la moneda para enfrentarse a la crisis económica.
El Congreso Mundial de los Judíos que hasta la fecha se celebraba en Israel o los Estados Unidos se celebra en esta ocasión en Budapest.
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