El contratatista norteamericano Alan Gross, quien cumple este miércoles cinco años de prisión en Cuba, se ha convertido en un serio obstáculo en los intentos de quienes desean que Estados Unidos normalice sus relaciones con el régimen castrista, tras poco más de medio siglo de ruptura.
"Es uno de los principales obstáculos para el deshielo, según varios senadores y otras personas implicadas en las relaciones entre Washington y La Habana", asegura el diario madrileño El País.
El influyente diario español dedicó este miércoles un extenso reportaje de su corresponsal en Washington, que entrevistó a varios políticos influyentes y congresistas sobre el tema.
"Su encarcelamiento frena los avances a la hora de normalizar las relaciones con Cuba, pero la congelación de las relaciones entre ambos países también impide los avances hacia su liberación. Es un círculo vicioso", dijo al diario en un correo electrónico el senador demócrata por Nuevo México Tom Udall, quien en noviembre visitó a Gross en Cuba junto al senador republicano por Arizona Jeff Flake.
La congresista Ileana Ros-Lehtinen (R-FL), presidenta del Comité de Medio Oriente y África del Norte, dijo en una nota de prensa: "La conmemoración de otro vergonzoso aniversario del encarcelamiento de Alan Gross es nuevamente decepcionante e inaceptable".
"La Administracion Obama debe trabajar con rapidez para conseguir la liberación incondicional de Alan Gross y penalizar al régimen apretando las sanciones, mientras continuamos presionando para conseguir la libertad del Sr. Gross y de los 11 millones de cubanos que también están sujetos a la tiranía del régimen de los Castro", subrayó la congresista.
Gross, de 65 años, fue detenido el 3 de diciembre de 2009 en La Habana. Este miércoles se cumplen cinco años. Había viajado allí contratado por una empresa que trabajaba para la Agencia de Desarrollo Internacional de Estados Unidos. Su misión era repartir ordenadores y equipos de comunicación satelital entre la comunidad judía en Cuba. En 2011, un tribunal le condenó a 15 años de prisión por actos contra la independencia y la integridad del Estado cubano y por participar en actos subversivos.
La Habana ha querido canjear a Gross por sus cinco espías de la Red Avispa detenidos en 1998 en Miami y condenados a largas penas de prisión. Dos han regresado a Cuba tras cumplir sus sanciones y tres siguen encarcelados en Estados Unidos.
Washington ha reiterado que no hay ninguna equivalencia entre Gross y los espías cubanos.