Algunos exiliados cubanos de Miami estaban frustrados y enojados. Otros rebosaban de felicidad. El cambio de política estadounidense hacia Cuba, el más importante en cinco décadas, provocó sentimientos encontrados en el exilio.
El presidente Barack Obama anunció que Estados Unidos y Cuba acordaron reanudar las relaciones diplomáticas e iniciar vínculos económicos y de viajes.
Varias decenas de exiliados, la mayoría de ellos contrarios a las medidas, se concentraron en un restaurante cubano para expresar su malestar. Un puñado se atrevía a elogiar en voz alta la decisión de Obama.
El frente del tradicional restaurante Versailles, donde suelen reunirse los exiliados más radicales, no podía verse desde la calle por los camiones de televisión que llegaron a captar imágenes del exilio.
Muchos de los cubanos que se pronunciaban en contra levantaban inmensas banderas estadounidenses y carteles que decían "SOS para Cuba. No más negocios criminales y asesinos comunistas. Tirano Castro. Despidan a Obama", y "Sin rodeos y con valentía demandamos la renuncia de los Castro Ruz y su dinastía asesina".
Algunos autos los saludaban con bocinazos al pasar.
"Fue una traición de Obama para el exilio y todos los cubanos", expresó Josie Rodríguez, una cubana de 79 años que llegó a Estados Unidos en 1967 y sólo viajó una vez a la isla a visitar a su padre, en 1990. "Me siento muy mal. Es puro negocio de Fidel Castro para que llegue la gente a dejar su dinero".
Pero Juan Luis Serrano, un exiliado de 43 años que ha viajado a la isla seis veces en los 16 años que lleva en Miami, pidió respeto de opiniones a los exiliados más extremistas, que le pedían a gritos que se fuera a un joven que llevaba un cartel de apoyo a Obama.
"Fue bueno lo que hicieron hoy. Más de 40 años de bloqueo no han servido para nada", expresó el joven. "El exilio tiene que respetar a los que piensan diferente... Hay que probar algo distinto y esto es un buen comienzo", dijo.
En Nueva York, el cubano Iván Acosta dijo que espera que el anuncio del miércoles represente una "apertura" para el Gobierno cubano.
"Esperamos que esto ayude a que respeten los Derechos Humanos, que liberen a los presos políticos, que permitan al pueblo cubano expresar lo que quiera expresar, por ejemplo en internet, y que permitan la existencia de periódicos, además de Granma (el diario oficial del Gobierno cubano)", dijo Acosta, de 70 años, y quien abandonó la isla a los 16.
En Miami también hubo reacciones diferentes por el intercambio de tres agentes cubanos detenidos en Estados Unidos por el contratista estadounidense Alan Gross, encarcelado en la isla.
"Me alegro por Gross, pero por otro lado es increíble que el Gobierno de Obama tome el sistema de justicia de Estados Unidos con una ligereza tan grande", expresó a AP José Basulto, presidente de la organización Hermanos al Rescate.
Basulto recordó que los tres agentes fueron condenados en un juicio en el que él fue testigo del Gobierno después que los cubanos participaron en un operativo en el que fueron derribadas avionetas de su grupo en espacio aéreo internacional.
"La evidencia fue clara y fueron condenados, y el Presidente actual se atribuye el derecho de tomar el sistema judicial como si fuera su propio sistema de castigo y los devuelve a Cuba como si fueran una pieza de cambio de un juego de barajas", expresó.
Para Raúl Hernández, un cubano de 60 años que vive en Miami desde hace 35 años y aún tiene dos hermanos en la isla, el relajamiento de las sanciones podría incrementar el turismo y ayudar a la economía cubana.
"Creo que el embargo nunca fue bueno para la población cubana porque el gobierno nunca cambió", expresó el hombre, que no pudo viajar a Cuba a ver a sus padres antes de que murieran debido a las restricciones a los viajes.