Kimberly y Liz son hijas de cubanos, pero desde el punto de vista legal son costarricenses, porque nacieron en Costa Rica cuando sus padres abandonaron sus casas con la intención de migrar a Estados Unidos y el recorrido los llevó, primero a Ecuador, y después a Costa Rica, donde se estancaron porque Nicaragua cerró su frontera en noviembre de 2015.
Kimberly Heredia Pérez, con apenas un mes de nacida, es hija de Yasniel Heredia y Kenia Pérez, mientras los padres de la bebé Liz Tadea Martín Torres son Lien Torres y Rayko Martín. Ambas parejas abandonaron Cuba buscando mejores condiciones de vida.
"No salimos (de Cuba) por la situación política. Somos personas graduadas, pero no podemos trabajar en eso porque el salario es muy bajo, buscamos un futuro mejor para la bebé y para nosotros. Allá no hay esperanzas para las personas que estudian", señaló Kenia Pérez.
Lien y Rayko ya lograron trasladarse a Houston, aunque no descartan la posibilidad de volver a Costa Rica con la intención de residir en ese país.
"Sacar a la bebé fue todo un proceso. Además de la inscripción del nacimiento, el pemiso de salida y el pasaporte, las autoridades ticas se encargaron de tramitar un permiso para que ella entrara y se acogiera a la Ley de Ajuste Cubano, a pesar de ser tica", dijo Lien al periódico La Nación.
En cuanto a la niña Kimberly y familia, continúan esperando que Migración les autorice a salir del país rumbo a Estados Unidos.
"Estamos esperando que la situación se resuelva, todo está legal. Tenemos todos los documentos de la niña, que ya está próxima a cumplir 40 días (...) todavía estamos esperando respuesta, no hemos podido hablar de nuevo con la encargada de Migración", dijo su madre.
La directora de Migración y Extranjería, Kathya Rodríguez ha señalado que la situación de esta familia, y de otra que está en Costa Rica, se definirá en los próximo días.
Actualmente hay más de 2.000 migrantes cubanos varados en Panamá, entre ellos mujeres embarazadas y niños pequeños. El Gobierno de Costa Rica les niega la entrada, y alega que agotó su capacidad de brindarles ayuda humanitaria tras atender a casi 8.000 de ellos entre noviembre y marzo pasados.