Organizaciones internacionales defensoras de los derechos humanos manifestaron su preocupación por el asedio de la policía política a la sede del Movimiento San Isidro de arte independiente, donde unos 15 artistas y activistas exigen pacíficamente la libertad del músico contestatario Denis Solís.
"Estamos muy preocupados por la situación de los miembros del Movimiento San Isidro en Cuba que están protestando en contra de la detención del opositor Denis Solís", dijo en Twitter el director ejecutivo de Human Rights Watch para las Américas, José Miguel Vivanco.
Vivanco añadió que el régimen cubano ha impuesto a los manifestantes "una vigilancia excesiva" e impide que los vecinos y amigos les hagan llegar alimentos a la sede del movimiento en La Habana Vieja.
El relator especial para la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Pedro Vaca, también se hizo eco en Twitter de la situación de acoso que viven los jóvenes artistas en la isla.
"El continente debe poner sus ojos sobre la difícil situación de libertad de expresión en Cuba. Nadie debe ir a prisión por expresar sus ideas", afirmó Vaca.
Mientras, un grupo de 59 estudiantes de la Universidad Iberoamericana, en México, emitieron un comunicado en apoyo a Anamely Ramos, una de las activistas sitiadas en San Isidro y víctima de continuos actos represivos por parte de la policía política.
"En los últimos meses, Anamely Ramos, estudiante de primer semestre del doctorado en Antropología Social de la Universidad Iberoamericana, ha sido víctima de recurrentes actos represivos por parte del Estado cubano: encarcelamientos ilegales, desconexión de datos móviles, persecución, actos de repudio públicos y arrestos domiciliarios arbitrarios, todo ello como represalia por el ejercicio de sus derechos civiles y políticos", señala el comunicado.
El texto destaca que, ante la ausencia de un Estado de Derecho en Cuba, la visibilidad internacional es la única vía para proteger a Ramos "frente a la represión a que está siendo sometida ella y sus compañeros".
Varios miembros del Movimiento San Isidro protestan desde el martes en la sede de esa organización en La Habana Vieja por el encarcelamiento de Denis Solís, pero también de las continuas detenciones arbitrarias a las que son sometidos por la Seguridad del Estado cuando se manifiestan pacíficamente.
El lunes pasado, el subsecretario de Estado de EEUU, Michael Kozak, dejó constancia de su indignación tanto por la detención de Solís, como por la brutal golpiza propinada por fuerzas de la Seguridad del Estado a la profesora universitaria Omara Ruiz Urquiola, paciente de cáncer, quien se ha unido a la causa de San Isidro.
La activista cubana Rosa María Payá, fundadora de la plataforma Cuba Decide, exigió la libertad del rapero encarcelado Denis Solís y el cese de la represión contra los miembros del Movimiento San Isidro.
Payá considera como "urgente" demostrar solidaridad con los jóvenes huelguistas "cercados y asediados por las fuerzas de la Seguridad del Estado". En su declaración, la opositora residente en Miami también se refirió al peligro que corren las vidas de esos jóvenes porque los represores del régimen cubano, asegura, "están dispuestos a dejarlos morir".
