La crisis epidemiológica que enfrenta la mayoría del territorio nacional cubano golpea a muchos pacientes, que sobrepasan la enfermedad sin tener una idea clara de qué fue lo que tuvieron, comentaron residentes desde varias provincias a Martí Noticias.
Enrique Díaz vive en Marianao, en La Habana, donde intenta recuperarse de un fuerte virus que lo atacó.
“A estas alturas realmente no se ha sabido qué fue lo que me atacó porque no hubo manera de hacerme una prueba. Fueron unos dolores de cabeza, con fiebre de 40 y dolores musculares, vómitos, diarreas”, indicó.
Como remedio sólo le recetaron “mucha medicina verde”.
“El gobierno no ha tomado ninguna medida para poder paliar esta situación”, sentenció.
El mes pasado, el doctor Alexander Jesús Figueredo Izaguirre, denunció al Estado cubano y al Ministerio de Salud Pública de Cuba por tomar medidas "insuficientes y retardadas" para prevenir los contagios de Oropouche en el país.
El representante del Observatorio Cubano Salud Unida señaló la carencia de medicamentos y dijo que la limitación de la disponibilidad de reactivos para los métodos serológicos, y de métodos moleculares (RT-PCR) dificultan la identificación de los contagios.
Juan Alberto de la Nuez Ramírez, quien estuvo hospitalizado tras ser atacado por uno de estos virus, dijo que en el lugar donde reside, en Aguada de Pasajeros, Cienfuegos, continúan sin la atención por parte de comunales, para la higienización de las calles y la necesaria eliminación de los focos de mosquitos transmisores del dengue y el virus del Oropouche.
“Siguen las condiciones precarias y el alza de enfermos también continúa. Los mosquitos están en aumento por la falta de fumigación con la cantidad de basuras y desechos sólidos”, explicó.
En Santa Clara, el periodista independiente Guillermo Del Sol tampoco tuvo un diagnóstico certero acerca de sus síntomas.
“Yo pasé el virus, no sé si era el Oropouche, si era el dengue o si era COVID. No sé qué fue lo que me dio porque nunca me hicieron análisis de laboratorio, no hubo forma de dictaminar realmente qué es lo que tuve”, declaró.
“Es bastante complicado, los virus estos que que estamos atravesando por estos días y por otra parte, no se ve a personas de la campaña realizando el control de los focos transmisores”, indicó en relación a los trabajadores que usualmente moviliza el Ministerio de Salud Pública y los gobiernos locales para eliminar los focos de transmisión.
Marta Domínguez en Güira de Melena, Artemisa, señala que continúa muy débil tras pasar el virus: “El virus es más malo que el COVID, porque a mí me dio COVID. Yo dejé de comer, bajé una pila de libras”.
Al igual que los otros entrevistados, Domínguez apuntó a la inacción de las autoridades para combatir la grave situación epidemiológica.
“No hay nada, ni te echan abate, ni te echan nada, nada, nada", se quejó la señora.
Annia Zamora Carmenate, quien reside en el poblado de Carlos Rojas, en Jovellanos, Matanzas, coincide en criticar la falta de respuesta gubernamental.
“Saneamiento, ninguno, las calles sí llenas de basura, las calles llenas de agua, de mosquito, de pudrición, sin medicamentos, continúan los enfermos y en los hospitales no hay nada”, comentó la opositora.
Giordan Marrero Huerta desde el poblado de Sibanicú, en la provincia de Camagüey, llamó la atención sobre la escasez de recursos para enfrentar los brotes diarreicos.
“La situación epidemiológica es bastante delicada, son varios virus circulantes. Todo producto de las picaduras de mosquitos, de jejenes y no hay medicamentos. Por otra parte, están la acumulación de basura, la falta de enfrentamiento de una campaña de saneamiento para poder frenar estos virus circulantes y las autoridades no hacen nada”, dijo.
Desde Guantánamo, el comunicador independiente Anderlay Guerra Blanco, concluyó.
“La situación epidemiológica de Guantánamo va para peor, es crítica. Hay muchas personas que tienen un virus que no le dan un diagnóstico certero, aparte del tema de los basureros en la ciudad que es caótico”, opinó.
[Con reporte radial de Tomás Cardoso]
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