Convocados por el movimiento Cuba Decide, exiliados de origen cubano manifestaron su respaldo al Movimiento San Isidro en un acto que se originó frente a la legendaria Torre de la Libertad, en Miami, y culminó en una iglesia del centro de la ciudad.
Los asistentes, poco menos de un centenar, desafiaron la fría tarde para leer poemas, gritar consignas en favor de los activistas en la isla, pedir la libertad de los presos políticos y el fin de la dictadura.
Rosa María Payá, hija del desaparecido disidente Oswaldo Payá, y presidenta de Cuba Decide, fue directa en su mensaje:
“Es un llamado de solidaridad con San Isidro, con los cientos de cubanos que el pasado 27 de noviembre se manifestaron frente al Ministerio de Cultura, los que están hoy sitiados y los que han sido detenidos de manera arbitraria”.
A diferencia de los tradicionales actos anticastristas escenificados en Miami, llamó la atención la corta edad de los participantes que promediaban entre 30 y 35 años.
Dianélis Salazar apretaba los labios para contener las lágrimas. Fue su primera manifestación en contra de la dictadura cubana desde que llegó a Miami. “No lloro por falta de tiempo. Es algo asombroso porque en Cuba no podíamos hacer esto sin temor a que llegara un represor”, dijo la joven que llegó de Cuba hace 1 año.
“Como dice Gente de Zona, Abajo la Dictadura”, gritaba el artista y representante del Movimiento San Isidro en el exilio, Luis Eligio D’Omni.
En procesión, los manifestantes caminaron unas diez cuadras hasta la Iglesia Gesú, donde el párroco del templo invocó al Señor y dedicó su oración al Movimiento San Isidro.