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Por qué el chikungunya podría convertirse en un problema de salud mayor en Cuba


La sala de espera del Hospital Provincial Clínico Quirúrgico "Arnaldo Milián Castro", de Santa Clara.
La sala de espera del Hospital Provincial Clínico Quirúrgico "Arnaldo Milián Castro", de Santa Clara.

Sumario

  • En Cuba, una enfermedad considerada benigna como el chikungunya genera una crisis sanitaria mayor por sus complicaciones crónicas y el impacto en poblaciones vulnerables.
  • La situación socioeconómica en Cuba, con un 89% de personas en extrema pobreza según el OCDH, aumenta la vulnerabilidad frente a esta enfermedad.
  • El sistema de salud cubano enfrenta saturación y limitaciones en recursos, lo que dificulta el manejo de complicaciones y la confirmación diagnóstica de arbovirosis.
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El chikungunya, una enfermedad considerada benigna, podría convertirse a largo plazo en Cuba en un problema de salud mayor debido a las complicaciones crónicas como el dolor articular persistente, la posibilidad de que agrave enfermedades preexistentes y el riesgo para poblaciones vulnerables.

“Aquí tenemos que tener en cuenta las condiciones socioeconómicas porque el chikungunya en sí puede causar cuadros graves en personas vulnerables- y estamos hablando de un país que según los reportes del OCDH [Observatorio Cubano de Derechos Humanos] tiene un 89% de personas en extrema pobreza- y vivir en extrema pobreza, te hace vulnerable, no solo es la edad ni las enfermedades concomitantes”, indicó, en conversación con Martí Noticias la doctora Daily Coro, diplomada en urgencia y emergencia médica.

“El chikungunya va a producir artralgias debilitantes, que pueden durar meses o años. Una persona vulnerable, que ahora está enferma con astralgia debilitante la va a afectar mucho su calidad de vida y, en sistemas sanitarios saturados, un virus que es benigno puede convertirse en un problema mayor por falta de capacidad para manejar complicaciones. Así que es poco letal el chikungunya en sí, pero es, potencialmente, discapacitante, o sea no es el principal problema, pero sí se puede convertir en un gran problema para la población”.

El virus puede ser más grave en grupos de adultos mayores, niños pequeños, embarazadas y personas con otras enfermedades crónicas (comorbilidades), pudiendo incluso contribuir a la muerte en estos casos.

El director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública, Francisco Durán afirmó que “por el número de casos” y por sus síntomas, esta enfermedad es “el principal problema” de salud en la isla en la actualidad.

“El chikungunya no creo que sea el principal problema sanitario en Cuba. Cuba nunca va a hablar de los principales problemas porque sería borrar la imagen de gran capacidad del sistema de salud”, subrayó la galena, asentada en España.

El manejo de brotes recurrentes representa un desafío continuo y una sobrecarga del sistema de salud cubano, al que muchos catalogan como colapsado.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS), aseguró a la agencia EFE que, de acuerdo a la incidencia acumulada de chikungunya en Cuba, con 183,43 casos por cada 100.000 habitantes, se trata de la mayor en todas las Américas en este año, por encima de Brasil (112,07) y de los promedios del Caribe (43,53) y de todo el continente (26,00).

Las autoridades de Salud cubana admitieron, este miércoles, que las 47.125 personas que se encuentran ingresadas con síntomas de dengue o chikungunya, no representa el número real de infectados, porque muchas personas no acuden a los centros médicos.

No obstante, la cifra es más del doble de las que había reconocido el Gobierno que, la semana pasada, ya calificó el brote de estas arbovirosis como una epidemia que se extiende a lo largo y ancho de la isla.

“No puedo decir con certeza que la proporción de personas que no acuden al médico es mayor que la reportada. Probablemente sí, probablemente lo sea porque de hecho estas enfermedades, según las instituciones de salud muestran que un porciento muy elevado, hablan de que más de un 40% de los casos de dengue, no se notifican”, apuntó Coro, miembro del Observatorio Cubano de Derechos Humanos.

“Cuba comparte características con países donde el subregistro es elevado, con la limitación de reactivos, la atención primaria sobrecargada y que la vigilancia es clínica más que una vigilancia de laboratorio. Mi apreciación es que, conociendo Cuba, conociendo el sistema y las condiciones del Sistema Nacional de Salud actual, hay muchos casos que no se reportan porque además a esto sumamos la represión de un gobierno hacia los profesionales sanitarios”, recalcó.

Las personas a menudo evitan ir al médico argumentando que la visita al médico resulta inútil porque los centros de salud carecen de los recursos necesarios para diagnosticar o tratar eficazmente sus dolencias.

“Primero tienen que someterse a largas colas, esperas prolongadas, los servicios saturados y cuando pueden llegar al facultativo, ya sea en consultorios, policlínicos u hospitales no le van a ofrecer un diagnóstico confirmatorio ni un tratamiento específico”, detalló la profesional de la Salud.

El país no cuenta con suficientes tests para confirmar la presencia del virus en cada paciente y en la mayor parte de los casos define la arbovirosis por los síntomas.

Al respecto, la especialista precisó que cuando los enfermos asisten a los centros de asistencia, “no les hacen exámenes complementarios” y no pueden acceder a los tratamientos que les recomiendan los médicos “porque en las redes de farmacias nacionales, no hay medicamentos para tratarlos, no hay reactivos para diagnosticarlos”.

“Muchas personas acuden a comprar los fármacos para aliviar los síntomas en el mercado negro que esto tiene muchísimo riesgo pues no se debería comprar un fármaco a una institución que no esté regulada para esto, pero las personas no tienen opción”, señaló.

Durán añadió que, por chikungunya, 126 personas están hospitalizadas como graves, críticos o en terapia intensiva, actualmente, y que 19 menores de edad están en terapia intensiva, en estado crítico por complicaciones ligadas a esta enfermedad.

En este sentido, la doctora Coro cree que “los hospitales cubanos, en la actualidad tienen una capacidad muy limitada como para que ellos se planteen ingresar a los enfermos por los arbovirus, a no ser los que sí tengan un riesgo real para su vida”.

“Sabemos que la higiene de estos centros no es la adecuada. En muchos de los hospitales en los que trabajé existían aguas estancadas que estimulaban el desarrollo de los vectores, las zonas verdes estaban llenas de maleza, todas las condiciones estaban dadas para que los vectores que transmiten estas enfermedades se desarrollen dentro del mismo hospital. Ahora imagínense, poner a los pacientes con estas enfermedades, hay muchas posibilidades de que la enfermedad se multiplique”.

“En la actualidad estamos viendo también muchos vertederos muy cerca de los centros de salud, lo que hace que los vectores potencien su desarrollo. También los recursos diagnósticos y terapéuticos son muy restringidos. En un país donde los pacientes tienen que llevar hasta la bránula para que le pongan una hidratación, donde no hay ni siquiera un tramo de venoclisis para poner un clorosodio, no sé para qué van a ingresar, a no ser que corra un riesgo importante para la vida del paciente”.

“Mi experiencia también en el manejo del dengue es que los protocolos no eran objetivos con la realidad del sistema de salud. Conocí casos que llegaron a tener complicaciones severas por la ineficiencia de estos protocolos”, puntualizó la doctora.

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    Yolanda Huerga

    Yolanda Huerga nació en Bayamo, Granma, Cuba. Se graduó en Filología y Lingüística en la Universidad de Oriente en 1989. Durante casi 20 años trabajó en el sistema de bibliotecas públicas de la isla. En 2003, fundó junto a otras mujeres el movimiento Damas de Blanco, organización que recibió en 2005 el Premio a la Libertad de Conciencia Andrei Sakharov del Parlamento Europeo. En 2005 viajó a Estados Unidos junto su hijo y su esposo, el poeta y periodista Manuel Vázquez Portal, condenado a 18 años durante la Primavera Negra de Cuba. Desde 2008 trabaja en Miami, en la Oficina de Transmisiones a Cuba, como periodista de Radio Martí. Recibió en 2021 el Premio Burke a la Excelencia Periodística que otorga la Agencia de Estados Unidos para Medios Globales.

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