La población en el oriente cubano enfrenta una dura recuperación tras el paso del huracán Melissa. El desabastecimiento, la falta de insumos básicos, agua potable y alimentos, golpean a miles de familias, mientras las autoridades gubernamentales recorren las áreas afectadas con un aire triunfalista en medio de la tragedia.
El gobernante Miguel Díaz Canel, entre otros dirigentes, visitó Guantánamo para evaluar la magnitud de los daños y en el perfil de Facebook de Presidencia de Cuba habló “de la valentía y del espíritu revolucionario del pueblo”.
Las respuestas de la población no se hicieron esperar.
“Jamaica pasó el huracán mucho peor y sus dirigentes no están todos los días figurando y haciendo propaganda. Como si el pueblo cubano y el mundo no los conociera bien!!”, comentó la usuaria Coralia Hernández.
“Los gobernantes en Jamaica son personas serias, trabajando verdaderamente por sacar adelante su pueblo”, añadió en su publicación.
“Los de las iglesias van a ver los necesitados y brindarles ayuda en lo que necesiten, los panzones que tienen los botones sufriendo de sujetar las grasas, solo llevan promesas vacías, porque no tienen dinero para el pueblo, no, ellos tienen que costear los estudios de los hijos en las mejores universidades del mundo, no le dan comida para tener a las personas así, hablando disparates del hambre que tienen”, escribió otra usuaria.
Y es que, en medio de esta crisis, organizaciones como Cáritas, han asumido un papel clave en la distribución de la ayuda humanitaria.
Cáritas Santiago de Cuba informó que ha entregado 4,492 raciones de comida, más de 400 jabones y 50 kg de detergente, además de garantizar 1,300 comidas diarias en las Casas de Misión de El Cobre.
La ayuda también alcanza a familias vulnerables, incluidos padres de niños con cáncer y adolescentes embarazadas, mediante proyectos de la Pastoral de la Salud.
En otras provincias, la red de Cáritas Parroquiales y comunidades de base sostiene el auxilio ante la falta de respuestas efectivas del Estado.
Venta de agua y colchones
A la escasez se suma la polémica por la venta de agua y colchones a precios llamados simbólicos, que el régimen justifica como costos logísticos.
En Río Cauto, Granma, José Manuel Rodríguez Valdivia, un funcionario del Poder Popular local, explicó que el agua, vendida a 40 pesos por núcleo familiar, proviene de la reserva estatal para desastres y no es un donativo, mientras que el precio cubre gastos de distribución.
También aclaró que algunos colchones son donados, pero otros deben adquirirse a 456 pesos, subvencionados al 50%, y que los más vulnerables no pagarían, aunque se exige el cobro a quienes tengan solvencia.
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