El Museo de Arte del Bronx ha estado tratando de ampliar su alcance más allá de la ciudad de New York, con un nuevo edificio, una política de libre admisión y ambiciosos proyectos que tienen atractivo internacional, incluyendo varios proyectos en Cuba, pero parece que en el caso de la isla ha ido demasiado lejos, pues existe una especial preocupación de las autoridades por su plan de gastar $ 2.5 millones en crear una réplica de una escultura de José Martí, el líder revolucionario cubano, y un intercambio de obras de arte con La Habana.
Ahora, dos ejecutivos del gobierno en esta institución de propiedad municipal dicen que el Museo ha ido demasiado lejos, publica este domingo The New York Times.
En una gran sacudida, en que han renunciado los dos funcionarios junto a otros cuatro miembros del consejo de administración, las autoridades acusan a la institución y argumentan que algunos de esos proyectos en Cuba han traicionado su misión local.
"Estamos alarmados por la gravedad de estos problemas y por la falta de un mecanismo imparcial para su resolución", dijo Laura Blanco, la presidenta de la junta del Museo del Bronx, y Mary Beth Mandanas, la vicepresidenta, en un mensaje de correo electrónico para notificar al resto de la junta acerca de su renuncia.
"Mientras que muchos de nuestros comentarios se refieren a la Directora Ejecutiva y su falta de transparencia, estamos igualmente enfocados en el sistema más amplio que se ha construido para erosionar el poder de la junta", dice el mensaje.
Acebo Block, director ejecutivo del Museo desde 2006, se negó a comentar y refirió las llamadas a Joshua Stein, un abogado de bienes raíces que es también un miembro de la junta.
"Se plantearon algunas cuestiones", dijo Stein en una entrevista telefónica. "Estamos, como en una tabla, trabajando en esas cuestiones, el proceso está en marcha. No estoy preparado para decir si son preocupaciones válidas o no, pero la junta lo tomará en serio. Sólo decir que tenemos estas preocupaciones. Esa no es la manera de hacer gobierno corporativo".
En particular, algunos miembros de la junta se mostraron en desacuerdo con el proyecto "Wild Noise" (Ruido Salvaje), una iniciativa de intercambio de obras de arte con el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba.
Durante la recaudación de fondos, Blanco dijo que era poco probable que Cuba enviara cualquier obra de arte a EEUU, por temor a que sean embargadas para satisfacer las obligaciones pendientes de pago de los estadounidenses cuyas propiedades habían sido confiscadas por el régimen comunista cubano.
"La recaudación de fondos para el proyecto "Wild Noise" debe interrumpirse de inmediato", dijo Blanco en una nota adjunta a su carta de renuncia. "El museo está solicitando y aceptando dinero basado en la suposición de que habrá un intercambio de obras de arte con el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana. Sin embargo, no hay una probabilidad razonable de que esto ocurra en un futuro próximo".
Del mismo modo, según Blanco, "la falta de información" y transparencia se manifestó en relación con el proyecto de la estatua de José Martí, que se "ha disparado a $ 2.5 millones de los $ 1.5 millones" cotemplados originalmente.
"La estatua cuesta $ 2.5 millones, mientras que nuestro presupuesto anual es de aproximadamente $ 3.2 millones. Para colmo, hablar sobre el proyecto de Martí no tendrá ningún impacto en nuestra recaudación de fondos para nuestro presupuesto de funcionamiento real, pues la vida de José Martí tendrá poca o ninguna relevancia para la comunidad local. Si bien existe una importante población latina en el Bronx, el número de cubanos es de aproximadamente 8.000, de una población total de más de 1.3 millones de habitantes. Esta estatua de $2.5 millones de dólares ni siquiera residirá en el Bronx sino en La Habana", concluyó.